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Reportaje:Dodge Caliber | PRUEBA

Un familiar de fusión, original y económico

El Caliber es la tarjeta de presentación de Dodge en su vuelta a Europa y sorprende por su diseño innovador. Compite con familiares tan populares como los Mégane, Focus o Astra, pero las versiones básicas son un 10% más asequibles (desde 15.750), lo que constituye su mejor arma. Además aporta una línea muy original, un interior con detalles imaginativos y un moderno turbodiésel de VW. En cambio, la calidad de conjunto es inferior a la de sus rivales europeos.

Entre turismo y todoterreno

El aspecto diferenciador del Caliber es la estética, que le desmarca de cualquier coche europeo de su tamaño. Mide 4,41 metros de largo, lo que le sitúa entre los familiares compactos, pero la carrocería se inspira en los todoterrenos y lo desmarca de sus rivales europeos.

Y su línea refleja un nuevo concepto que en Estados Unidos se denomina crossover, y en Europa identifica a los modelos mestizos o de fusión, que aplican detalles de varios tipos de coches.

El diseño prima la robustez con unos nervios y ángulos muy marcados. Se aprecia ya en el frontal, en un capó abultado y una parrilla casi vertical, y se afianza con los resaltes de las aletas y los trazos cuadrados de la zaga. Otro detalle curioso es el tercer cristal lateral, que se funde con un portón trasero muy inclinado hacia delante y acentúa el dinamismo. Y junto a la cintura alta de las puertas, que dejan mucha chapa y poco cristal, son sus rasgos distintivos.

El resultado es un coche muy llamativo que sorprende por su carácter y personalidad, y paga como peaje una aerodinámica discreta (CX: 0,37). Pero apenas afecta al consumo, al menos en el turbodiésel, que gasta muy poco.

Imaginativo y austero por dentro

El interior también es original y aporta detalles funcionales muy cómodos, que reflejan el sentido práctico de los norteamericanos. Para empezar, la altura de la carrocería facilita el acceso y amplía la habitabilidad, lo que permite ofrecer unas plazas delanteras desahogadas, suficiente altura y espacio para las piernas atrás, y un maletero grande fácilmente ampliable. Las plazas traseras se regulan en inclinación, pero la del centro es incómoda, porque el túnel central molesta en los pies.

Tiene también buenos huecos para objetos, algunos imaginativos, como la guantera triple situada frente al copiloto, un soporte basculante para el móvil o el iPod integrado en el apoyabrazos central, o la luz interior y los altavoces traseros del equipo de música del acabado superior, que se pueden sacar para utilizarlos fuera del coche. En cambio, la resolución es bastante elemental, con unos asientos muy básicos, demasiados plásticos pobres y acabados discretos. Sin embargo, las suspensiones filtran bien y tiene un comportamiento seguro.

Mecánica europea

El Caliber tiene tres motores, 1.8 16v. (150 CV) y 2.0 16v. (156 CV), en gasolina, y un 2.0 TDi de VW (140 CV), el más interesante. El primero lleva cambio manual de cinco marchas, el diésel de seis y el otro un automático CVT con mando secuencial. Hay tres acabados: S, SE y SXT, este último con dos variantes, Design y Limited. Todos incluyen al menos cuatro airbags, ABS, ESP, llantas de 17 pulgadas y cuatro elevalunas eléctricos y cierre con mando. Y salvo el S, añaden aire acondicionado, control de velocidad de crucero, guantera con nevera y radio-CD. Pero lo mejor son los precios de partida: desde 15.750 euros en el 1.8 S y a partir de 18.000 en el 2.0 CRD, unas tarifas muy competitivas.

Dodge es la marca joven y deportiva de Chrysler y vuelve a Europa para ampliar ventas. La gama se completará en 2007 con el Nitro, un todoterreno deportivo, y en 2008 con una berlina grande.

Conclusión

El Caliber es un coche original para quienes buscan un familiar diferente y asequible. Por fuera no se parece a ningún otro y por dentro es austero, pero muy funcional. Tiene un comportamiento correcto y seguro, un turbodiésel de bajo consumo y un buen equipamiento. Y es barato para lo que ofrece.

El frontal, con un capó muy abultado, y la cintura alta del lateral con el portón inclinado hacia delante definen la imagen robusta del Caliber. Un turismo familiar que se inspira en la línea de los todoterrenos.
El frontal, con un capó muy abultado, y la cintura alta del lateral con el portón inclinado hacia delante definen la imagen robusta del Caliber. Un turismo familiar que se inspira en la línea de los todoterrenos.CÉSAR LUCAS ABREU

DETALLES PRÁCTICOS NOVEDOSOS

El diseño interior del Caliber es innovador, pero los acabados y sobre todo la calidad de materiales, están por debajo de lo normal en Europa, incluidos los coches coreanos. El resultado es un ambiente austero con mucho plástico, aunque tienen tonos claros que alegran el conjunto. El salpicadero bicolor y la instrumentación en fondo blanco aportan un toque moderno, pero la consola central es muy cuadrada y los plásticos de los apoyabrazos, los tiradores de las puertas y la zona del freno de mano son pobres y poco consistentes. La falta de presencia contrasta con soluciones funcionales imaginativas que facilitan la vida a bordo. Destaca la guantera triple, que en la zona inferior tiene dos repisas, la de arriba refrigerada y con la base preparada para dejar botes de refrescos. Incluye también un soporte muy cómodo para el móvil en el apoyabrazos central y la luz del techo se saca y sirve de linterna. Las plazas traseras son correctas en la zona de las piernas, pero muy elementales con un respaldo plano y la banqueta corta. El maletero, que tiene un volumen oficial elevado (524 litros) no es tan grande en la práctica, pero el respaldo del copiloto se abate para cargar bultos largos. La zaga tiene un estilo robusto y cuadrado, y destaca la luneta, alta y estrecha.

EL MÁS ECONÓMICO

El acabado intermedio SE del Caliber diésel es más asequible que las carrocerías familiares equivalentes de sus rivales europeos. Viene menos equipado de serie porque, aunque incluye ESP y llantas de 17 pulgadas, tiene sólo cuatro airbags y le faltan detalles, pero la diferencia es importante. El Dodge cuesta 1.400 euros menos que un Mégane Grand Tour (familiar) y 1.650 menos que un Seat Toledo. Los dos tienen seis airbags y ESP, y sólo añaden algún extra más: sensores de lluvia y faros, y tarjeta de apertura y arranque en el Renault, y plazas traseras regulables en longitud en el Seat. La diferencia con el 307 SW sube a 1.850 euros y llega a 3.000 con el Focus Wagon. Ambos incluyen seis airbags, ESP y sensores de lluvia y faros, pero el Ford sólo lleva elevalunas eléctricos delante, y aunque el Peugeot tiene techo panorámico no justifican un sobreprecio tan alto.

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