Jesús Salazar del Río, fundador del grupo SOS
Fue un pionero de la industria y el comercio alimentarios
Jesús Salazar del Río, pionero de la industria y de la distribución alimentaria, falleció en Madrid el pasado 22 de julio a los 92 años, después de una vida en la que nunca cesó su aventura de emprender. No conoció vacaciones, dedicó toda su vida al trabajo, hasta el final de sus días. Algunos de sus 14 hijos han seguido su estela empresarial.
La propia biografía de Salazar del Río es una crónica de la capacidad industrial que llevó a cabo. Nació en el valle de Carranza (Vizcaya), y cuando era aún un adolescente comenzó a trabajar de ayudante en una tienda de Santander. Con 20 años emigró a México, y abrió con un hermano suyo una tienda de ultramarinos que se convertiría en un germen de los negocios que él mismo emprendería.
La primera industria que creó Salazar del Río, en 1950, fue la aceitera de semillas Aceite Patrona, que sigue siendo una de las principales marcas de su género en México. La Arrocera del Trópico, que hoy es la segunda empresa de su tipo, en aquel país, fue iniciada por Salazar del Río once años más tarde, con unos socios españoles. En 1962 creó la que iba a ser la primera central de leche pasteurizada de México.
En 1965 volvió a España, con toda su familia. Aquí se introdujo en el negocio hotelero; adquirió los hoteles Mayorazgo y Gran Velázquez, y diversas propiedades inmobiliarias.
Con sus hijos puso en marcha en 1990 el grupo industrial SOS, que tiene su precedente en la arrocera mexicana que montó 30 años antes, y que hoy cotiza en Bolsa como el segundo grupo alimentario de España. El Grupo Industrial SOS factura unos 1.300 millones de euros; la división hotelera alcanza una facturación de 15 millones de euros. Para el grupo que fundó Salazar del Río trabajan unas 3.000 personas.
El industrial fallecido ha sido galardonado en México y en España, y entre las condecoraciones con las que ha sido distinguido figuran la medalla sindical de Córdoba (Veracruz); el premio al mejor empresario español en México (en 1984); la Gran Cruz del Mérito Alimentario (en España, en 2005), y la medalla de la Comunidad de Madrid en abril de este año.
Su esposa, Pilar Bello Neira, ha sido capital en el desarrollo de su personalidad y de sus empresas; nacida en Tehuacán, es hija de españoles emigrados.
En un libro de homenaje que le prepararon sus hijos al matrimonio, su hijo Jesús escribe, narrando los primeros años del padre en México: "Desde los veinte años no había hecho otra cosa que trabajar en ese país, una media de dieciséis horas diarias... Era un tiempo en que América florecía y se convertía en el granero del mundo civilizado, ya que la vieja Europa se desangraba en sus luchas internas.... Ese año Jesús veía un poco más claro su objetivo: hacer dinero para regresar a España", y usó dos armas para llevar a cabo su ambición personal y la de su familia: "Su austeridad y su capacidad de sacrificio personal".
El hijo de Salazar recuerda un rasgo de intuición (que luego se llamaría marketing) que está en el origen de uno de los grandes éxitos del industrial ahora fallecido. Compró en Veracruz la fábrica de aceites El Faro, que llevaba una existencia mediocre. Y cambió su nombre por el de Patrona, que es como llaman los mexicanos a la virgen de Guadalupe. Como dice Jesús Salazar Bello, "la idea le vino del cielo", y cambió la fortuna de la aceitera, que aumentó sus ventas de manera espectacular.
Jesús Salazar del Río nació el 15 de abril de 1914 en el seno de una familia humilde de Vizcaya; cuando nació ya sus padres tenían otros seis hijos. Ahora algunos de sus propios hijos siguen al frente de los negocios que él emprendió, y que mantienen en general la naturaleza de los que emprendió desde sus primeros años en México. Entre las empresas que forman parte de su holding ahora se hallan Cuétara, Koipe-Carbonell, las aceiteras italianas Minerva y Carapelli y arroceras como Lassie, en Holanda, o la norteamericana American Rice.
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