Castiblanco se remoja contra el calor

La plaza Amarilla de Castiblanco de los Arroyos (Sevilla) concentraba ayer a una multitud de unas 5.000 personas con el único objetivo de refrescarse y, de paso, mitigar el calor de los demás. Cada participante en la llamada Fiesta del Agua portaba un cubo para poder arrojar agua al vecino.

Para ello, el Ayuntamiento, que cada tercer miércoles de julio celebra este evento desde hace 21 años, instala varias pérgolas con mangueras en las fachadas de las casas que dan a la plaza, además de abrir el aljibe y la fuente, alimentados todos estos puntos por una bomba con agua no potable de los diferentes pozos interconectados del pueblo. El Consistorio considera que el gasto de agua ayer fue de 300.000 a 350.000 litros en la hora que duró el evento.

La historia de esta fiesta es peculiar, aunque ya ha tenido quien la copie en otros lugares. Cuando el alcalde ocupó su cargo en 1979, la localidad afrontaba un importante problema: "No teníamos suficiente abastecimiento de agua", explica el primer edil, Manuel Ruiz Lucas (NIVA).

En aquel momento, no estaban hechas las transferencias a la Junta de Andalucía sobre los suministros acuíferos, por lo que el Ayuntamiento acudió al Gobierno central para arreglar su situación. Como solución, el Ministerio de Obras Públicas aprobó la propuesta del Consistorio de construir un pantano en la Ribera de la Cala, el río que pasa por la localidad.

Por fin, el tercer miércoles del mes de julio de 1985 llegó el agua a las viviendas. "A los del Ministerio les decíamos que los invitaríamos a una ducha en la plaza del pueblo cuando llegara el agua. Se lo tomaban a broma pero, finalmente, así lo hicimos", recuerda el alcalde.

A la primera celebración de la Fiesta del Agua acudió el pueblo en masa y el grupo más numeroso fue el formado por las personas mayores. "Eran los que conocían mejor el problema del agua, porque lo habían sufrido durante mucho tiempo", recuerda Ruiz Lucas.

En estos 21 años la fiesta ha evolucionado y ahora son los jóvenes los que protagonizan este evento. "El 90% de los participantes es menor de 45 años. La mayoría tiene entre 12 y 30 años", añade el edil. Algo que se pudo comprobar ayer en la plaza Amarilla donde había muchos adolescentes, algunos de ellos llegados de otros pueblos. "Venimos de Alcalá del Río. Es la primera vez que celebramos esto y lo estamos pasando genial, aunque hay demasiada gente", opina Ángel Fernández, de 17 años.

En la plaza se congregaron también familias con hijos pequeños. Florencio Recio, de Mairena del Aljarafe, llegó con su mujer y unos amigos. "Hemos llegado con cuatro coches", asegura, mientras recibe un chorreón.

La mayoría de los paricipantes portaba su cubo desde casa, aunque el Consistorio cedió un millar a aquellos que carecían de recipiente; siempre de plástico, puesto que los de metal "están prohibidos", según informó el alcalde, quien también aseguró que nunca se han producido incidentes en estas fiestas. "Contamos con un sistema de seguridad para evitar accidentes", afirma Ruiz Lucas.

La fiesta se ha convertido en una cita provincial. "Viene gente de Huelva, Cádiz y Extremadura", dice Ruiz Lucas. "Es un tipo de celebración que se da ahora en muchos pueblos, pero nosotros tenemos la patente", bromea.

El Ayuntamiento de Castiblanco quiso también hace años solucionar el problema del agua y decidió reconstruir una red interna de pozos para agua no potable. "Sólo se usará la potable si es necesario", asegura el edil. El año pasado, el Consistorio suspendió la fiesta en solidaridad con las localidades que sufrían sequía. "Estábamos deseando que volviera a hacerse", reconoce María del Mar Sevillano, vecina del municipio.

A partir del remojón y hasta el domingo, Castiblanco celebrará su feria. Ayer tuvo lugar el alumbrado y el tradicional pescaíto. Hoy se inaugurará la gala infantil y habrá actuaciones de música, con la orquesta Colores; y de humor, con el grupo Fonokaretos. Y así, hasta secarse.