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Entrevista:TOUR 2006 | Una edición apasionante

"Me gusta dar la nota, nunca me corto"

"¡Por fin un poco de tranquilidad!", exclama Óscar Pereiro (Mos, Pontevedra; 29 años) el sábado después de cenar, sentado en una silla de camping, cerca del autobús donde sus compañeros del Caisse d'Épargne toman un colacao y charlan sobre un Tour increíble. Hace apenas cinco horas que Floyd Landis le ha despojado del maillot amarillo y, esta vez sin posibilidad de devolución, ya se ha apagado el eco de las gaitas, el recuerdo de los abrazos con su familia... Pereiro puede respirar por primera vez en toda la semana.

Pregunta. Menudo Tour... No sólo porque haya terminado segundo, inesperadamente, sino porque para la afición ha sido el más apasionante de los últimos años.

Respuesta. En efecto. Ha sido el Tour de los resucitados. Es cierto que para que Landis ganase y para que yo hiciera segundo, sucedieron una serie de circunstancias inexplicables, pero yo creo que al final el que gana es el mejor y el más regular. Creo que fue un Tour espectacular, con muchas sorpresas. Viendo a gente cómo reventaba y cómo se recuperaba.

"El Phonak conocía mi potencial y el peligro de darme ventaja. El T-Mobile y el CSC no valoraron mi trayectoria" "A pesar de mi 'chulería', lo del Tour no me va a cambiar y voy a ayudar a que Valverde gane la Vuelta a España"
"La falta de Ullrich, de Basso, de Armstrong y de gente que anda mucho se ha notado. Hemos estado igualados" "Pese al mal día que tuve en los Pirineos, me defendí muy bien en el cuerpo a cuerpo. Me pondría un 10"
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P. ¿Y esto por qué ha sido? ¿Había más igualdad que otros años, por la ausencia de los supercracks?

R. La falta de Ullrich, de Basso, de Armstrong y de gente que anda mucho se ha notado. Por ejemplo, en la contrarreloj del sábado perdí 2m 40s. En condiciones normales, estando los supercracks, habría perdido más de cinco minutos. Ha sido un Tour en el que hemos estado todos mucho más igualados. Y viendo una igualdad entre los que luchábamos por la victoria, todos hemos tenido un día malo, ha habido ocho o nueve cambios de maillot amarillo. Creo que ha sido un Tour muy bonito y entretenido.

P. ¿Ha tenido tiempo para reflexionar sobre lo que puede suponer de cambio en su carrera o en su forma de ver el ciclismo el hecho de haber estado una semana de amarillo y terminar segundo?

R. Creo que todavía no soy consciente de lo que está significando todo esto. Sí que es verdad que estoy muy contento de haber terminado segundo en el Tour. Que creo que estos días pasados no valorábamos lo que era hacer segundo en un Tour. Que sólo pensábamos en el amarillo. Y claro que va a cambiar mi futuro ciclista, aunque no lo va a hacer mi persona.

P. Ahora va a ir a todas las carreras como favorito y para luchar por la victoria cuando antes buscaba victorias de etapa y dar espectáculo. ¿Le va a cambiar el chip, la manera de correr?

R. Sí, exactamente. Está claro que ahora tengo muchas más expectativas y yo mismo me he demostrado que puedo estar en una carrera de este nivel ahí delante en el cajón y la gente esperará mucho más de mí. Por lo tanto, mi futuro cambiará y tendremos que replantearnos lo que queda de temporada y encarar el año que viene con esa nueva mentalidad. Yo venía al Tour con todas las ilusiones de hacer a Valverde campeón de esta carrera. Pero a la vez me había preparado y quería mejorar mi actuación del año pasado. Una vez Valverde se fue a casa me dije que si tenía opción de estar entre los cinco primeros, ahora tenía una oportunidad única de brillar en esta carrera, y creo que todo me salió de cara a pesar del mal día que tuve en los Pirineos. En la tercera semana, me defendí muy bien en el cuerpo a cuerpo. Me pondría un 10.

P. Pese a que de amateur era una figura en Galicia, ningún equipo grande quiso contratarle y tuvo que irse a Portugal, a un conjunto de tercera.

R. Es lo típico. Hay que ser realistas. Sé que como amateur no hice méritos para estar en un equipo español. Había corredores mucho mejores que yo. Estaba más centrado en ciclocross porque ganaba. Me gustaba la carretera, pero en ciclocross era cabeza de ratón y en carretera cola de león. Pero todo cambió cuando gané aquella Volta do Futuro en Portugal, que me cambió el chip y me quiso fichar un equipo portugués. Empecé una nueva aventura. En el primer año que estuve en Portugal, me di cuenta de que me gustaba, de que valía para esto y pasé dos años allí cuando esperaba estar sólo uno.

P. ¿Cree que en este Tour, cuando le dejaron una renta de 30 minutos, ha pasado un poco lo mismo que le pasó de amateur cuando no valoraron su potencial?

R. Creo que nadie me ha regalado 30 minutos. Creo que la gente quiso aprovecharse del trabajo del equipo y pensaron que a Pereiro le iban a soltar a las primeras de cambio. Phonak sí conocía mi potencial porque estuve cuatro años ahí y creo que sabían el peligro que suponía haberme dejado esa ventaja. Pero T-Mobile y CSC no valoraron realmente que había hecho dos décimos puestos en el Tour, que había ganado una etapa de montaña, había quedado segundo y cuarto en otras, he hecho el 11º en el Giro... Por lo tanto, creo que soy un corredor al que no se le puede dar tanta ventaja, al menos para no complicarte la vida.

P. Cuando fichó por el Phonak e hizo undécimo en el Giro, ¿vio que tenía posibilidades para disputar una gran vuelta?

R. En ese Giro de Italia de 2004 me di cuenta de que valía y de que me podía ganar la vida sobre una bicicleta. En Galicia no había muchos profesionales, pero enseguida conecté muy bien con la afición y con la prensa. Pero el salto que marcó un punto de inflexión en mi carrera fue el año pasado, cuando gané la etapa del Tour. Fue el boom mediático. Todo el mundo por la calle me conocía.

P. ¿Por qué decidió cambiar el Phonak por el Caisse d'Épargne?

R. Para mejorar mi caché, y porque en Phonak sólo tenía un año de contrato con el sponsor y, aunque me ofrecían un buen contrato, sólo era para un año. Era la tercera vez en la que Echávarri y yo estábamos reunidos para llegar a un entendimiento y por unas cosas y por otras nunca pudimos llegar a un acuerdo y correr en un equipo español. Y, sinceramente, porque este equipo, desde que era Banesto... es la ilusión de todo corredor español estar en él.

P. La gente comenta que usted es una persona muy desinhibida, que no se corta. También hay quien ve rasgos de chulería.

R. Puede ser que se confunda la chulería con mi forma de ser. Pero si tengo chulería, es una chulería sana. Quizás sea porque me gusta dar la nota. Me gusta cuando estoy en un grupo ser el que anima, estar siempre de broma... Si la gente tiene esa imagen de mi, puedo asegurar que no soy chulo. Sí que es verdad que soy muy echado para adelante, que no me corto y que siempre digo lo que pienso. Como cosas que dije hace tres meses, cuando afirmé que iba a quedar entre los cinco primeros del Tour, sí que puede sonar a chulería, pero es algo que se dice en plan broma y para calentar un poco el ambiente.

P. ¿Se le puede comparar con Perico Delgado, en el sentido en que hacía tiempo que no había en el ciclismo español un tipo que se expresara tan bien, tan descarado, que cayera tan bien al aficionado?

R. Compararme con Perico es la leche, hablamos de la persona que me enganchó al ciclismo en su época de PDM. Sí que me comparan con él por su manera atacante. Y me gusta atender bien al público, a los chavales que vienen a pedirte un autógrafo, atenderles bien porque me acuerdo de pequeño cuando iba a una carrera y la ilusión que me hacía un saludo. No podemos olvidar que nosotros vivimos de nuestra imagen y creo que es obligado llevarse bien con todo el mundo.

P. ¿Pensó en algún momento cuando vestía de amarillo en la posibilidad de venirse abajo?

R. En la contrarreloj, no. En la Joux Plane, sí, lo pasé mal. Sobre todo al principio de la subida, por lo rápida que fue la etapa. Las sensaciones no fueron muy buenas y ver que en el primer kilómetro ya atacaron los CSC fue un momento difícil. Pero cuando ví que las piernas me respondían sabía que igual el amarillo lo podía perder, pero que en el cajón de París iba a estar.

P. Supongo que pensó que lo necesario era mantener el amarillo aunque sólo fuera por un segundo. Que partir segundo en la contrarreloj sería un palo para la moral...

R. Ir de amarillo en el Tour es la leche. No hay nada que se le pueda comparar. Y el día de la contrarreloj fue fundamental salir el último para tener referencias de todo el mundo, entre otras cosas.

P. ¿Cómo se vive una contrarreloj vestido de amarillo?

R. Es una sensación increíble. No se puede describir. Te sientes observado, seguido por 20 motos detrás. A pesar de que te das cuenta de lo que hay detrás, vas muy concentrado en tu esfuerzo y en las referencias que te van dando desde el coche.

P. Y dentro de un mes, la Vuelta. Será el favorito, claro...

R. La haremos con Valverde, que esperemos que se recupere de la fractura de clavícula. A pesar de mi chulería, lo del Tour no me va a cambiar y voy a ayudar a que Valverde gane la Vuelta.

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