_
_
_
_
Reportaje:

Pasodobles y rock en la plaza

Músicos experimentados y nuevos valores recorren las fiestas de los 179 pueblos de la región. Un día de 'bolo' con un grupo

Casi todos los 179 municipios de la Comunidad de Madrid celebran sus fiestas patronales en verano. Entre unas cosas y otras, más de mil verbenas estivales. Algunas localidades programan conciertos de artistas famosos, pero lo que nunca puede faltar es el baile popular con orquesta en la plaza.

Hay en Madrid más de un centenar de formaciones musicales de este tipo. Son muy dispares. Normalmente, están integrados por músicos de cierta edad y experiencia. Pero también hay gente joven saltando a la palestra con poderío y profesionalidad. Según la Asociación de Músicos Profesionales de España hay 70.000 personas que tocan en orquestas.

La contratación de estos grupos representa el 61% del total de este negocio, según un estudio de 2003 de la revista Escenarios. Hemos acompañado de bolos a una de ellas, elGrupo.es. El sábado pasado actuaron en Valdemanco (1.533 habitantes); ayer, en Manjirón (414 habitantes). Tienen 70 fechas en su gira, algunas en Madrid: Tielmes (28 de julio), Villavieja de Lozoya (21 de agosto), Camarma de Esteruelas (6 de septiembre) o Ciempozuelos (12).

La vida cotidiana de elGrupo.es da vértigo. Para hacerse una idea: el bajista, David Díaz Medina, perdió 14 kilos en la gira del verano pasado, y este año lleva el mismo camino. Se lo puede permitir porque es joven, tiene mucha vocación y le va la marcha. La media de edad de los componentes no llega a los 30 años. Son dos chicas y seis chicos con ganas. Están marcando un estilo distinto. Cada gala son varias horas de baile-concierto, desde medianoche hasta las cuatro de la madrugada, más o menos.

Hoy el destino de la furgoneta es Valdemanco. Además de los ocho músicos, el grupo lleva sus técnicos de sonido y luces. En total, 17 personas y otros tantos sueldos. Baste un dato lacónico para percatarse del tinglado: el equipo de luces, sonido y efectos especiales vale 300.000 euros.

Van probando sonido los músicos, uno por uno. Hay lugareños que protestan por el volumen durante los ensayos. "Pero es que tenemos que competir con atracciones que tienen los altavoces a todo gas", comenta Javier Leya, el técnico de sonido. Han de hacer una pequeña pausa porque irrumpe en la plaza la charanga Amigos, más de 15 músicos de viento y percusión que llevan delante a dos señoritas bailando al ritmo que marcan los maestros, y detrás a gran parte del censo local.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La charanga se va a otro barrio y la orquesta sigue probando sonido. Hacia las 10 van a cenar. A veces les da tiempo a degustar un cordero; otras veces sólo se pueden permitir un bocadillo rápido. Después de cenar, a vestirse para la actuación. Los camerinos suelen ser una quimera. En la mayoría de las ocasiones acaban arreglándose en las oficinas del Ayuntamiento o en la furgoneta, "o detrás de unas zarzas, si viene al caso", dice con sorna Carlos Vázquez, el batería.

Empieza la función. En la plaza del pueblo hay poca gente. Andan todos escondidos en casas y bares. Sólo corretean algunos niños. Pero poco a poco se va acercando el personal, primero el de más edad.

"Estudiamos el ambiente para decidir por dónde atacar, en qué momento hay que marcarse un pasodoble", dice Isaac Miguel, el cantante. Los lugareños miran con retranca. Las mujeres y los niños son los primeros en lanzarse a la pista. Todos ellos (y los mirones) se animan con Sarandonga (Lolita), Y nos dieron las 10 (Sabina), I will survive (Gloria Gaynor), el pasodoble El gato montés o el rock Dolores (Los Suaves).

A partir de aquí, puro vértigo. La orquesta hace un recorrido por algunas de las mejores canciones de todos los tiempos, con un tratamiento muy respetuoso, pero sin imitar a nadie. Muchas veces su interpretación supera la versión original. Se divierten en el escenario, tienen buen rollo y eso se transmite.

A las dos, la cosa se anima; la juventud sale de sus escondites. Toda la plaza es un delirio sosegado. Es entonces cuando elGrupo.es muestra sus poderes, desde Pink Floyd hasta O'Funk'illo, pasando por Extremoduro, Rage Against The Machine o una soberbia batucada (descarga de percusiones). Después, exhaustos, recogen sus bártulos, carretera y manta. Gran parte del viaje de vuelta se lo pasan cantando y comentando la gala. "Hay que trabajar a tope en verano, los inviernos son duros para las orquestas", dice Isabel García, la teclista.Mañana será todo muy parecido, pero distinto.

Humor y formación

Éstos son los miembros de elGrupo.es, orquesta polivalente y radicalmente moderna que domina todos los palos de la música popular, con toques roqueros contundentes. Muchos de los que acuden a sus conciertos bailan sin cesar, otros muchos prefieren mirar a los músicos y alucinar. Los ocho comparten, además de una sólida preparación profesional, un vigoroso sentido del humor. Varios provienen de la Escuela de Música Creativa, uno de los centros privados más prestigiosos de Madrid. Rondan la treintena.

Juan Carlos Hernán, el guitarrista, es técnico de electrónica de telecomunicaciones y mecánica industrial. Ha tocado en varias orquestas. Ejerce también de profesor de guitarra. Es el capo del grupo y el ecónomo.

Esther Cifuentes es la cantante. Una valenciana que llegó a Madrid hace dos años, tras hacer varias temporadas en el Casino de Valencia. Trabajó en varios musicales en Levante. Estudia Artes Escénicas.

Isabel García es la mujer de los teclados. Hace trabajos para diversos grupos y compone música para cortometrajes.

David Díaz Medina, bajista y cantante también es profesor de EGB. Estudió música desde los 7 años. Ha acompañado a varios artistas. En el escenario es el rayo que cesa.

El riojano Isaac Miguel también canta. Toca guitarra y piano en varias formaciones y es el compositor y letrista del grupo René.

Daniel Pérez es argentino y saxofonista. Estudió en Buenos Aires y París. Ha sido miembro de Lema Blues Band (España), Daniel Pérez Quartet (Francia), o el cuarteto de saxofones Chamuyo (Argentina).

Álvar Grijelmo es el benjamín y el percusionista. Lleva más de una década entre tambores. Ha estudiado en Brasil y Cuba. Pertenece a diversos grupos de fusión, jazz, flamenco y étnica.

Carlos Vázquez se encarga de la batería desde los 15 años. Es el gurú que reúne a los músicos antes del concierto y les dice en secreto palabras mágicas imitando a personajes del más alto rango.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_