"Me puedo dar con un canto en los dientes por vivir con mi pareja"

"Vivimos juntos y me puedo dar con un canto en los dientes por vivir con mi pareja", así habla Iñaki Olano (Valencia, 31 años), que vive con su compañera, Olga Sigidová (República Checa, 23 años), desde hace dos meses. Pagan 400 euros de alquiler, "precio de amigo".

Iñaki estuvo buscando vivienda hasta mayo. "También lo hizo mi madre, a ver si me iba de casa. Al final unos amigos de ella que tienen un piso accedieron a alquilármelo por un precio más bajo de lo normal".

Él es el único de la pareja que trabaja. Como en muchos casos, la dificultad de acceso a la vivienda se conjuga con la precariedad laboral. Cobra casi 1.000 euros al mes por trabajar en una empresa subcontratada por la Generalitat valenciana. Durante seis años ha firmado contratos por obra o servicio que comenzaban el 1 de marzo y acababan el 28 de febrero del año siguiente.

La ayuda de la familia ha sido clave para independizarse. "Mi familia me ha comprado los muebles y la nevera; la cama, con los ahorros que yo tenía. La gente me ha hecho los regalos de boda por adelantado porque nos vamos a casar el año que viene", explica Iñaki.

Olga acaba en septiembre sus estudios, el equivalente a empresariales en República Checa. Habla checo, inglés, francés, ruso, alemán y un poco de español. Todavía no ha encontrado trabajo en España.

"No nos vamos a plantear la compra de un piso hasta que mi novia no encuentre un trabajo estable", afirma Iñaki. "Pero si ella encuentra un trabajo estable en el extranjero, yo me voy con ella".