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Reportaje:11-M, el fin de una investigación / y 3

"Ha sido una pesadilla. Fue muy traumático para Manuel, aunque lo superó pronto"

Relato del último robo de El Chino a punta de pistola a un joven de Fuenlabrada

F. Javier Barroso

Eran las once y media de la noche del 29 de marzo de 2004. Manuel, de 24 años, vecino de la localidad madrileña de Fuenlabrada, regresaba a casa tras haber dejado a su novia. Aparcó su coche, un Citroën C-3, junto a su casa. Entonces le abordaron dos hombres. Uno de ellos llevaba la cara cubierta. Le pusieron una pistola en la cabeza y le exigieron que les diera las llaves del coche. Investigaciones posteriores determinaron que uno de los ladrones era Jamal Ahmidan, El Chino, uno de los terroristas que se suicidaron en Leganés.

Uno de los asaltantes se puso al volante, mientras el otro, junto con Manuel, se instaló en los asientos posteriores. En ningún momento dejaron de apuntarle con la pistola. Los nervios le impidieron ver cómo iban vestidos. El conductor salió de Fuenlabrada y se dirigió hacia la autovía de Valencia (A-3). Durante el recorrido, ninguno de los captores llegó a hablar. El silencio hacía cada vez más dura la situación.

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Un atentado con muchos avisos previos

Cuando los terroristas llegaron cerca de Morata de Tajuña, abandonaron a Manuel en un descampado. Antes le quitaron la alianza, un sello de oro y toda su documentación y dinero en efectivo. Manuel comenzó a andar con el miedo todavía metido en el cuerpo. Se dirigió hacia unas obras en las que había visto luz, pese a ser de noche.

Los obreros que estaban allí le dejaron un teléfono móvil desde el que avisó a sus padres. Cuando llegaron a recogerle, había policías de paisano interrogando a la víctima. "Todo fue muy traumático. Manuel se compró una plaza de garaje porque pensaba que le iban a volver a atracar", señalaron a este periódico fuentes cercanas a Manuel.

El Citroën C-3 fue utilizado por los terroristas para trasladarse hasta un tramo de las vías del AVE Madrid-Sevilla, a la altura del municipio toledano de Mocejón, para atentar de nuevo. Pero no les dio tiempo a montar el explosivo. Trabajadores de Renfe les vieron, por lo que huyeron del lugar con la bomba puesta a los pies de la vía, pero inactiva. Estaba compuesta por 12 kilos de dinamita y 136 metros de cable eléctrico.

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Justo al día siguiente del intento de atentado en el AVE, la policía llamó a Manuel y le dijo que tenía localizado su coche, pero que no podía recuperarlo porque estaba siendo vigilado. Lo que supo más tarde el vecino de Fuenlabrada es que su vehículo estaba aparcado en la calle de Carmen Martín Gaite, en Leganés, donde se suicidó la célula terrorista el 3 de abril de 2004. El vehículo resultó dañado de forma leve por la explosión. El análisis de huellas de la Policía Científica determinó que había sido conducido por El Chino. Las pruebas también revelaron que los terroristas lo utilizaron para transportar el explosivo hasta el AVE.

Cuando Manuel recuperó el turismo, faltaban unas gafas de sol y unos prismáticos muy caros. Los terroristas se los habían robado. "Todo esto ha sido una pesadilla. Algunos familiares le dijeron que vendiera el coche, pero él decidió seguir con él. Cuando le ocurrió todo esto, el turismo sólo tenía seis meses y estaba nuevo", comentaron allegados del fuenlabreño. "Él lo superó bastante pronto, pero algunos familiares lo pasaron muy mal durante meses. De hecho, prefieren que no les hablen del tema", recordaron esas fuentes.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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