López Bulla, hombre feliz, se moviliza
José Luis López Bulla recibe en su despacho del Consejo de Trabajo Económico y Social de Cataluña, en Barcelona, con el Inno dei lavoratori a todo volumen. "Su fratelli, su compagne, / su, venite in fitta schiera:/ sulla libera bandiera / splende il sol dell'avvenir" ("Arriba hermanos, arriba compañeras, / venid prietas las filas: / sobre la libre bandera /resplandece el sol del porvenir"). "Es el himno de todos los sindicatos italianos, incluidos los católicos. ¿Sabes de quién es la letra?". Ni idea. "Pues ni más ni menos que de Filippo Turati
[fundador del partido socialista italiano]". ¡Anda! La música, por su lado, es de Amintore Galli (1845-1919), compositor verista, autor de varias óperas. El himno se estrenó el 28 de marzo de 1886, en Milán, con motivo de una fiesta del Partido Obrero Italiano, y llegó a ser tan popular como Bandiera rossa y La Internacional. No satisfecho con su rareza, López Bulla pone a continuación al cronista el himno nacional italiano, de Goffredo Mameli, en la versión nada menos que del tenor Mario del Monaco. Todo eso pasaba el viernes: no se sabe qué más hubiera hecho este italianista irredento, de orígenes toscanos, como el que firma, de haber tenido lugar el encuentro ayer, con las victorias en mano de Ferrari en Francia y Valentino Rossi en Alemania...
López Bulla siempre sorprende. Descubriéndote una música que no conocías o impulsando -con Carles Navales y Manuel Gómez Acosta- una plataforma de apoyo a la candidatura del socialista José Montillla a la presidencia de la Generalitat. Fue durante casi tres décadas secretario general de Comisiones Obreras y luego diputado por Inicitiva per Catalunya. No tiene empacho en dar ahora su apoyo a Montilla. ¿Por qué se lía a estas alturas de la película? "Porque quiero seguir siendo feliz". Ser feliz en su caso equivale a leer a García Lorca, Dante y Petrarca, y a escuchar a Manuel Ausensi y Renata Tebaldi, astros ante los que, a su juicio, empalidecen cuantos barítonos y sopranos han sido y serán. ¿Y eso no podría hacerlo igual sin montar ninguna plataforma? "Sí, pero si ganara un Gobierno nacionalista siento que me pondría chuchurrío. Genero anticuerpos nacionalistas, qué se le va a hacer".
¿No es Montilla chuchurrío en exceso? "No tanto como se piensa. El político debe hoy rivalizar con su caricatura. Hasta hace poco Zapatero era Sosoman, pero hoy ya nadie le llama así. Montilla es austero, poco hablador. Pues bueno. Para hablar ya estoy yo". ¿Le prefiere a Maragall? "Me he pasado la vida diciendo en mi pueblo [Santafé, Granada] que Maragall es un cosmopolita no nacionalista, y no me lo aceptaban. Sigo creyendo que no es nacionalista, pero ha estado cogido por ERC. En mi opinión, sólo los alcaldes tienen derechos a ser aldeanos. Los demás políticos deben aspirar a cierta universalidad".
¿Qué comieron el jueves en el Senyor Parellada el candidato y el sindicalista, cuando éste le presentó la plataforma? "Salmorejo y cap i pota". Van fuertes. "Sí, pero sólo hasta el 31 de octubre. Luego se desmonta el tinglado y todos a casa, a seguir siendo felices. Y a dormir bien. Yo aprendí a hacerlo en 1995, cuando dejé la secretaría general de CC OO". ¿Nada a cambio? "El famoso cartón de Ducados. Iceta me lo dio el jueves, tras el almuerzo. Fumar forma parte de la felicidad".
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