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Manual de instrucciones para evitar que le copien la tarjeta de crédito

Crece un 37% en un año el uso fraudulento y clonado de estos documentos

F. Javier Barroso

El uso fraudulento de tarjetas de crédito se ha convertido en un lucrativo negocio para las bandas organizadas. Y sobre todo en la capital, donde este tipo de delito ha crecido casi un 37%, según datos de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. El problema que se encuentran los investigadores es que, con la reforma legislativa, cada vez que se utiliza una tarjeta clonada o robada a su legítimo propietario se considera un robo con fuerza, lo que dispara la estadística policial. Contratar alertas en el teléfono móvil cada vez que se hace una operación con la tarjeta y el no perder de vista la tarjeta mientras se paga en establecimientos son medidas para evitar su uso fraudulento, según fuentes policiales.

Si en los primeros cinco meses de 2005 el número de denuncias presentadas en la capital por este hecho era de 873, este dato ha crecido en el mismo periodo de 2006 hasta las 1.194 denuncias, lo que representa un 36,77% más. Existen bandas especializadas en la copia de los datos de las tarjetas a través de los cajeros automáticos o bien en locales públicos.

La Brigada de Policía Judicial ha desarticulado esta semana el mayor grupo especializado en clonación de tarjetas. Ocho personas de nacionalidad búlgara, de entre 20 y 31 años, han sido arrestadas acusadas de falsificar miles de tarjetas y de conseguir tres millones de euros durante el último año.

Esta banda era muy especializada y cada componente tenía una función muy determinada. Habían sacado copias exactas de partes de los cajeros a los que añadieron copiadoras de la banda magnética y pequeñas cámaras para hacerse con los datos de los usuarios. Después los copiaban a tarjetas nuevas con las que hacían fuertes extracciones de dinero.

Existen varios métodos para evitar que la tarjeta sea clonada. Una de las que ofrecen las propias entidades bancarias es que el usuario reciba cada vez que opere con esa tarjeta un mensaje corto en su teléfono móvil. Éste se recibe de manera inmediata en el terminal del usuario. Es tan rápido que, pese a estar en otro continente, el mensaje es inminente.

El precio de esta opción varía según el operador y muchas veces resulta gratuito si en la cuenta está domiciliada la nómina o contratados algunos servicios en la cuenta.

Otra fórmula consiste en no perder de vista la tarjeta de crédito cuando se hace un pago en un comercio. Es frecuente, sobre todo en restaurantes, que los empleados se lleven este medio de pago para pasarlo por el datáfono (pago a través de la línea telefónica). Se ha dado el caso de empleados que aprovechaban este intervalo para copiar la banda magnética.

Otra recomendación consiste en sacar dinero de cajeros automáticos que estén dentro de edificios públicos o de centros comerciales muy concurridos. Esto supone que, al estar más vigilados, los especialistas en clonar estas tarjetas evitan estos sitios. Además, estos establecimientos suelen contar con cámaras de seguridad que graban durante las 24 horas, lo que permitiría sacar la imagen de los delincuentes. La banda desarticulada esta semana por la policía siempre se aprovechaba de cajeros automáticos que estuvieran en la calle para eludir estas medidas de seguridad.

Por último, las entidades bancarias suelen hacerse cargo de las operaciones que hayan hecho fraudulentamente los amigos de lo ajeno, pero en muchas ocasiones resulta conveniente, según los especialistas, contratar un seguro con entidades especializadas que garantizan una rápida devolución del capital. A eso se añade el disponer de una tarjeta nueva en menos de 24 horas.

"Me faltaron 1.000 euros. Casi me da un ataque"

Luis se dio cuenta de que le habían clonado la tarjeta de crédito de manera casual. Acudió a mediodía a sacar dinero para irse a comer, cuando recibió un mensaje muy claro. El terminal no le daba dinero porque ya había agotado el máximo para ese día (500 euros). Cuando pidió los últimos movimientos, se percató de que le faltaban 1.000 euros. "Cuando me enteré, casi me da un ataque al corazón. Ya casi ni comí", comenta.

Cuando llamó a su entidad bancaria, le informaron de que no era el único. Una banda se había dedicado en un cajero a copiar las tarjetas de toda la sucursal. "Me dijeron que no perdiera el control, que estuviera tranquilo, que en 15 o 20 días me devolverían el dinero. Y así ha sido, pero ese tiempo he andado un poco falto de dinero", reconoce. "Siempre tranquiliza saber que no eres el único al que le ha pasado. Es aquello de mal de muchos...", añade Luis.

Fue precisamente en esa llamada cuando se enteró de que también le habían copiado otra tarjeta. Luis no se percató de que al pedir el extracto de la otra cuenta, también estaba facilitando todos los datos necesarios para abrir un nuevo fraude.

"El dinero me lo habían sacado de cajeros muy distantes, como en General Oráa o en Carabanchel. Según me dijeron en el banco, había unos 200 afectados por esta banda", recuerda.

El caso de Rafael es parecido, pero con mayor fortuna. El pasado jueves recibió una llamada de su banco en su teléfono móvil. La central de Visa Internacional en España había avisado a su entidad bancaria de que le habían clonado la tarjeta.

Pero tuvo suerte porque a los delincuentes no les había dado tiempo de sacar dinero ni de utilizarlo en comercios. "Me leyeron todos los cargos que llevaba acumulados en el último periodo y no había nada que me sorprendiera", explica Manu.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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