Los clarines del pensamiento
Ayer fue un gran día para un joven torero que tomó la alternativa: atiende al nombre de Santiago Ambel Posada. Esa efemérides la recordará toda la vida. Se trata de acercarse al instante supremo que tantas veces soñara desde que decidió ser torero. Todo ello bajo la última emoción de una historia hecha realidad. Desde hoy, ese torero ha entrado en el privilegiado mundo de los toros. Mundo que definió en tres versos Manuel Machado: "La hermosa fiesta bravía / de terror y de alegría / de este viejo pueblo fiero...".
De ahí que el toricantano se fuera, una vez que el padrino le cedió los trastos -El Juli, con Miguel Ángel Perera como testigo-, con su muleta ardiendo de deseos hacia el toro. Y toreó con un ritmo acelerado. Apuntó detalles, como, por ejemplo, que posee un notable juego de muñecas. Eso en su primero. En su segundo, sexto de la tarde, dibujó un excelente derechazo con la mano muy baja. Tenía ese pase un eco delicioso. Siguió acelerado. Le faltó una mejor colocación en sus dos toros. Para colmo, en un momento de la faena de su segundo toro, el joven creyó que le abroncaban a él, cuando la trifulca provenía de una andanada del sol de unos mozos contra otros. No obstante, todo se le debe perdonar en una tarde como aquélla. Todo menos que se tirara a matar con una estocada alevosa. Eso no tiene disculpa.
Ymbro / Juli, Perera, Ambel
Toros de Fuente Ymbro: desiguales de presentación, sosos, manejables. El Juli: estocada tendida y descabello (ovación); media estocada trasera y tres descabellos (silencio). Miguel Ángel Perera: pinchazo y estocada (ovación); dos pinchazos, media estocada, tres descabellos -aviso- y descabello (silencio). Santiago Ambel Posada: estocada defectuosa y descabello (silencio); bajonazo y dos descabellos (silencio). Plaza de Toros de Pamplona, 13 de julio. 7ª corrida de lidia ordinaria. Lleno.
El Juli demostró dominio y una excelente colocación en su primero. No alcanzó a dominar a su toro segundo. No lo entendió y puso de relieve bastantes dudas.
Miguel Ángel Perera toreó a su primero con cierta prestancia por las dos manos. Dejó en su haber pases templados, largos, con aguante. Pero le faltó profundidad, magia, duende. En su segundo toro estuvo muy encimista. Se hinchó a dar pases sin criterio riguroso. Era un dar por dar. En su muleta hubo mucho ice cream relleno de sosa nadería.
Recapitulando y viendo los toros que llevamos corridos hasta ayer, uno se debe a su memoria. A esa memoria que viene de otro tiempo y data ganaderías como Conde de la Corte, Pablo Romero, Graciliano, Urquijo, Tulio e Isaías Vázquez, Villamarta y un largo etcétera. Pegados a esos toros vienen al recuerdo los toreros y sus gestas inolvidables. Memoro a los Pepe Luis Vázquez, El Andaluz, Rafael Ortega, Parrita, Antonio Ordóñez, Camino y otro largo etcétera.
Los recuerdos son un don extraordinario que no se gasta con el uso. Además, viene Victor Hugo con su inmejorable apunte: "Sonad, sonad siempre, clarines del pensamiento".
Babelia
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