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BIOLOGÍA

Avanza la detección de priones en animales sin síntomas de encefalopatía

La única manera hoy en día de detectar a un individuo, sea vaca, oveja o persona, infectado con una encefalopatía espongiforme transmisible -como el mal de las vacas locas o su variante humana, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob- es analizar sus tejidos cuando los síntomas ya se han presentado o están a punto de hacerlo. Pero ese individuo puede contagiar la enfermedad desde mucho antes. De ahí la importancia de una técnica que detecta por primera vez la presencia de priones, las proteínas mal plegadas que causan la enfermedad, en animales infectados pero asintomáticos. El trabajo que confirma el potencial de esta técnica, aún experimental, se ha publicado en la revista Science y es de los investigadores españoles de la Universidad de Texas Paula Saá (también del Centro de Biología Molecular) y Joaquín Castilla, además de por Claudio Soto.

El pasado junio un grupo británico presentó evidencias de que el tiempo de incubación de estas encefalopatías puede superar las cinco décadas. Además, hace dos años el contagio de tres pacientes con Creutzfeldt-Jakob se atribuyó a transfusiones de sangre -de donantes obviamente asintomáticos-. Esto, junto a otros experimentos, "sugiere que hay priones en cantidades relativamente altas en la sangre de individuos que están incubando esta enfermedad", señalan los autores del trabajo ahora publicado.

La nueva técnica se basa en un método que amplifica los priones presentes en la muestra, y según sus creadores es varios millones de veces más sensible que las técnicas de detección de priones actualmente en uso. Pero todavía está lejos de lograr detectar a todos los animales infectados asintomáticos.

Sensibilidad

Para comprobar su potencial, los investigadores inyectaron en hámsteres material infectado, y analizaron su sangre y sus tejidos en diferentes momentos. Los resultados revelaron que la técnica detecta los animales infectados con distinto éxito en función del tiempo transcurrido desde el contagio. El máximo de sensibilidad (60%) se dió a los 40 días del contagio, unos 75 días antes de que los animales mostrasen síntomas. Pero había fases, como a los 80 días, en que no se detectaba ningún prión, lo que sorprendió a los científicos.

La hipótesis, dice Castilla, es que inmediatamente después del contagio "los priones se replican en órganos periféricos, permitiendo que parte de ellos pasen a la sangre. En una fase posterior, el prión pasa al cerebro (...) y parece que la replicación periférica disminuye, llegando incluso a ser indetectable su presencia en sangre hasta que, de nuevo, la replicación y la cantidad de priones en el sistema nervioso central es tan grande que, probablemente, vuelven a aparecer en sangre". Ahora el objetivo es probar la técnica en humanos.

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