"Fue un accidente de la naturaleza, un fenómeno natural imposible de prever"
Jesús Abad describe el incendio que hace justo un año costó la vida a 11 miembros de un retén contra el fuego
A punto de cumplirse un año del incendio más trágico, el que costó la vida a 11 personas en Guadalajara, el único superviviente del retén, Jesús Abad, ha revivido aquel día. Ante la juez de Sigüenza que instruye la causa por el incendio, Concepción Azuara, Abad atribuyó el pasado 4 de julio el siniestro a una explosión natural, "imposible de prever". En el caso hay 10 personas imputadas por incendio forestal y homicidio imprudente: nueve excursionistas de la barbacoa origen del fuego y el guarda de la cueva que los vio antes del incendio. La fiscal se ha opuesto a que la Junta de Castilla-La Mancha aporte la transcripción de todas las llamadas al 112 de los días 16 al 19 de julio de 2005.
Abad compareció acompañado de su esposa, y según fuentes del caso, se mostró tranquilo. Tiene restos de quemaduras en la cara y los brazos. Abad detalló que lleva "13 años dedicándose a la extinción de incendios" y recuerda que el 17 de julio "recibió la llamada del COP de Guadalajara ordenándole que se dirigiera hacia la zona de Santa María del Espino, y que allí se encontraría con Pedro Almansilla, coordinador provincial de Guadalajara". Abad, que venía con una motobomba desde Soria, se puso a las órdenes de Almansilla.
Desde Santa María del Espino subieron al paraje del Otero. Almansilla y otro miembro del retén inspeccionaron un camino desde el que atacar el fuego. Mientras esperaban, uno de los fallecidos, Jesús Juberías, se dirigió al resto del retén y les dijo: "Tranquilos, chavales, que el cementerio está lleno de valientes". Según Abad, "lo dijo porque los chicos estaban nerviosos echando fotografías". Abad explicó que "la Guardia Civil echó a la gente comentando que era zona de peligro". De camino, Abad "iba conectado a la emisora" y en el trayecto "no escuchó ninguna comunicación vía emisora de Pedro Almansilla para comunicar posición ni para pedir medios aéreos".
Tras unos minutos, Almansilla volvió y les pidió que le siguieran. Abad iba en el último lugar. Comenzaron "a trabajar con normalidad. Había una mezcla de aliaga, monte bajo, jara y roblecitos pequeños, vegetación perfectamente compatible con los medios que llevaban". En ese momento, "las llamas estaban lejísimos, a un kilómetro por lo menos".
En esos instantes, según Abad, "no había peligro" y "colocaron los coches hacia la zona de escape para salir por donde habían entrado". A los cinco minutos, comenzó a ver "un humo negro". Abad le comentó "a dos mangueristas" que había visto el humo "y empezaron a recoger, e intentaron marcharse refugiándose el declarante en su camión".
Había pasado lo que el superviviente define como "la explosión térmica", una bola de fuego que ascendió desde el fondo de la ladera y que engulló al retén. Según abad, "fue la explosión térmica la que produjo el accidente, que se recogieron temperaturas de más de 900 grados, que fue un accidente producido por la naturaleza, que fue un fenómeno natural imposible de prever" y añadió que "nunca había vivido una situación parecida" y que "de no haberse producido este fenómeno no hubiera ocurrido nada". Según abad, "aunque hubieran existido 10 motobombas y un helicóptero no se habría podido apagar el incendio".
Abad explica que la conclusión de que fue un fenómeno natural coincide con la de Vicente Pons, ingeniero industrial y ex director del servicio de Bomberos del Ayuntamiento de Valencia, investigador de incendios con el que comentó la causa del accidente. Pons afirmó ayer que no le ha contratado la Junta de Castilla-La Mancha y que comentó con abad el suceso para un libro que prepara.
El superviviente también señaló que faltaron medios aéreos en el incendio aunque aclaró que no se refería a la explosión. En el momento del accidente, todos los aviones estaban en tierra por el fuerte viento o recargando.
La declaración de Abad es clave en la instrucción, que probablemente durará aún todo el año. El abogado de nueve de los fallecidos, Miguel Solano, ha insistido en pedir toda la relación de llamadas realizadas al 112 esos días. La Junta de Castilla-La Mancha ha replicado que es materialmente imposible transcribir las más de 30.000 comunicaciones y ha enviado el mismo resumen que presentó en la comisión de investigación del incendio. La fiscal del caso, María Dolores Guiard, apoya la decisión de la Junta. En un escrito del 22 de junio, la fiscal afirma que el objeto de la instrucción es "la investigación de la comisión de delitos, no del funcionamiento defectuoso de la Administración en la gestión del incendio sin que, hasta la fecha, de las numerosas diligencias de instrucción practicadas, se desprenda una relación directa" entre la supuesta falta de medios y la explosión. La fiscal añade que de los informes "no se desprende que la evolución del incendio se haya visto determinada por la actuación de los técnicos" de la extinción.
Solano pidió en marzo imputar a Antonio Solís, coordinador provincial de incendios de Guadalajara, como responsable de las muertes. La juez no aceptó la imputación por falta de pruebas.
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