Más de 30 muertos en otro día de violencia sectaria en Irak
El primer ministro Nuri al Maliki llama a la unidad nacional
El primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, hizo ayer un llamamiento a la unidad nacional en una nueva jornada de violencia que dejó al menos 33 muertos, un día después de que más de 60 personas fueran asesinadas en la capital en ataques sectarios. La nueva ola de enfrentamientos entre chiíes y suníes acerca el país a una guerra civil abierta, pese al anuncio de Maliki, hace dos semanas, de un plan de reconciliación nacional.
La mayoría de los atentados de ayer se produjeron en Bagdad. La explosión de dos coches bomba en el barrio de Ciudad Sáder, un bastión del Ejército del Mahdi, del clérigo radical chií Muqtada al Sáder, causó 12 muertos y 62 heridos. El día anterior, la policía y los políticos suníes habían acusado a esta milicia de la matanza de 42 civiles en el barrio de Jihad, asesinados a tiros tras hacerlos bajar de sus coches en falsos controles y comprobar que pertenecían a la minoría que dominó el país durante décadas. El grupo negó la acusación.
Poco después, otra bomba, colocada fuera de un restaurante en el centro de la capital, causó seis muertos y 28 heridos. En el barrio de Aamil, de mayoría chií, varios pistoleros mataron a tres policías que se trasladaban en un coche sin distintivos oficiales. Siete civiles que viajaban en un minibús, entre ellos una mujer y el conductor, murieron acribillados en el barrio suní de Al Ameriya. Además, milicianos chiíes protagonizaron choques armados en el distrito mixto de Al Dora, pese al toque de queda impuesto por la policía. Al caer la noche, se produjeron choques armados en el barrio de Ghazaliya, de mayoría suní, después de que hombres armados atacaran una mezquita chií en la zona.
Camión bomba en Kirkuk
En la ciudad petrolera de Kirkuk, al norte del país, la explosión de un camión bomba colocado delante de la sede de la Unión Patriótica del Kurdistán, del presidente de Irak, Jalal Talabani, causó cinco muertos y 19 heridos.
Ante esta nueva ola de violencia sectaria, que pone en entredicho el anunciado plan de reconciliación nacional presentado por el primer ministro, Maliki llamó ayer a los iraquíes a "unirse como hermanos" para "derrotar el terrorismo y la insurgencia". "No tenemos otra opción más que derrotar a aquellos que quieren devolvernos a los días negros", dijo Maliki, chií, ante el Parlamento regional kurdo, en el norte del país.
Por otra parte, la mayoría de los abogados de Sadam Husein y de otros tres acusados boicotearon ayer el juicio que se sigue contra el derrocado dictador y seis de sus ex colaboradores, por la matanza de 148 chiíes en Dujail en 1982, en represalia por un fallido atentado. Según los letrados, que protestan por el asesinato de un tercer miembro del equipo de defensores de Husein el mes pasado, no volverán a las sesiones del juicio hasta que mejoren las medidas de seguridad y se cumplan otras condiciones, como una investigación sobre la muerte del abogado.
Pese al boicot, la defensa de dos de los acusados del juicio presentó ayer sus argumentaciones finales, en una sesión a la que tampoco asistieron el dictador ni los demás acusados. Está previsto que el proceso continúe hoy.
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