La visita del Papa aplaca la tensión entre Gobierno y obispos
Benedicto XVI abandona España sin reproches al Ejecutivo
El Papa utiliza ante el Gobierno unas formas muy diferentes a las de la Conferencia Episcopal. Abandonó ayer España como llegó: aunando la firme defensa de los valores cristianos con el mensaje conciliador que ha difundido en Valencia en la clausura del Encuentro Mundial de las Familias. En la solemne misa de ayer, ante unas 250.000 personas, el Papa defendió la ayuda a la familia tradicional -"la maravillosa realidad del matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer"-, pero de nuevo evitó todo reproche al Ejecutivo socialista.
Arropado por 50 cardenales y 450 obispos, el Papa mostró una actitud positiva para conectar dos objetivos aparentemente irreconciliables, como son la cooperación con el Gobierno y la solidaridad con sus obispos enfrentados al Ejecutivo. Su tono moderado contrasta con las duras críticas de los obispos, que en Valencia han cargado contra el "fundamentalismo laicista" del Gobierno.
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