Más compradores y menos fabricantes

El negocio automovilístico español pisa el acelerador, pero también el freno. El año pasado se batió el récord histórico de matriculaciones, superando de nuevo el millón y medio de coches vendidos. Pero también se registró la mayor caída de producción de la década. En 2005, sólo uno de cada cuatro coches matriculados en España era de producción nacional.

El automovilístico es uno de los sectores estratégicos para el tejido industrial español. Acapara el 25% de las exportaciones totales, y su repercusión en el producto interior bruto se acerca al 6%, al que hay que sumar otro 3,6% de la industria de componentes. Las fábricas dan trabajo a más de 72.000 empleados y las empresas proveedoras, a más de 250.000.

Sin embargo, la producción se ha reducido en un 1% en lo que va de año y, además, la rentabilidad es baja. La fuerte competitividad del mercado interior y europeo ha obligado a los fabricantes a ajustar sus márgenes, por lo que el ratio de beneficios sobre facturación ha caído dos décimas, de 0,7% a 0,5%.

Los sindicatos avisan, en todo caso, de que se están ajustando mucho las producciones, se ha reducido la plantilla y se ha incrementado la productividad lo que significa que no están justificados "los catastrofismos". Creen que sólo una debacle en Europa, donde va destinada más del 80% de la producción, haría tambalearse al sector.

Los implicados sí están de acuerdo, en todo caso, en que el problema es definir el modelo de producción que se quiere desarrollar. Las ventajas comparativas de la competencia en costes laborales ya no sirven, y no sólo porque la mano de obra en España sea menos competitiva, sino porque la repercusión de este factor en el coste total de producción es cada vez menor.

Entre los avances que se han producido recientemente está la creación de un observatorio sectorial. El mundo del automóvil español espera también, como agua de mayo, al nuevo titular de Industria que sustituirá a José Montilla.