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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Contra todo

Jota Castro (Lima, 1964) expone por primera vez en Madrid y resulta inevitable comparar su obra e inclusive su vida con la de Santiago Sierra. Y no porque formalmente tanto la una como la otra se parezcan entre sí sino porque aunque distintas, ambas evocan una cierta simetría o un paralelismo como aquel del que echó mano Plutarco para componer su singular contraposición biográfica entre griegos y romanos.

Jota Castro es peruano y vi-

JOTA CASTRO

'Obras paralelas'

Galería Oliva Arauna

Barquillo, 29. Madrid

Hasta el 22 de julio

ve y trabaja en Europa, sobre todo en Francia, y Sierra, que es madrileño como bien se sabe, hace lo propio en México. Ambos recorren fluidamente la geografía de la globalización y ambos podrían ser calificados de activistas, asumiendo lo que ese término implica de referencia a la acción política antagonista, contestataria o radical, y tomando en cuenta que ese activismo, centralizado en la denuncia, se despliega no en la escena parlamentaria sino en la del mundo del arte, haciendo uso por añadidura de estilemas y recursos retóricos aceptados y legitimados por la historia del mismo. Sólo que Sierra es el austero. Su opción básica o mejor, su punto de partida, es el minimalismo. De allí que las acciones e intervenciones efímeras que ha realizado a lo largo de su andadura artística puedan ser calificadas de acciones en blanco y negro, como lo son de hecho las fotografías y los vídeos que las retienen y documentan. Blanco sobre negro / negro sobre blanco: este juego escueto de contrastes reduce a unidad la variedad de sus intervenciones, tal y como ocurre ejemplarmente con la documentación de sus recientes intervenciones en Bucarest, Francfort y Stommeln expuesta actualmente en el CAC de Málaga.

Jota Castro, en cambio, es colorista. Y no me refiero sólo a que los registros de sus acciones sean en color y no en blanco y negro sino al hecho todavía más decisivo de que dichas acciones forman un conjunto variopinto, compuesto y realizado igualmente a partir de los recursos compilados por la historia del arte, con la diferencia de que Castro no se limita a apropiarse de la retórica minimalista. No, Castro entra a saco en el corpus o en los archivos de esa historia con más descaro o más desenfado del exhibido por Sierra. Así, en la exposición en la galería Oliva Arauna puede verse un colchón colgado de la pared y recubierto de alambre de espino, tres modelos a escala de las pateras que utilizan los subsaharianos -bautizadas como La Pinta, La Niña y La Santamaría-, una aglomeración de bolsas de basura transparentes, una repisa con una colección de postales, una serie de fotos que muestra culos penetrados por gadgets de la Torre Eiffel, la estatua de la Libertad, la Torre inclinada de Pisa, etcétera. Eso, aparte de una columna hecha con barriles de petróleo pintados con la bandera de Estados Unidos. Y de una instalación, llamada Aceite de Oliva, que incorpora la bañera donde la galerista fue cubierta de aceite por el arista. Como se ve, una multiplicidad de recursos y una multiplicidad de temas: las obras de Jota Castro apuntan su crítica en prácticamente todas las direcciones señaladas por la agenda política contemporánea.

'Junk news' (2006), de Jota Castro.
'Junk news' (2006), de Jota Castro.

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