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Polémico recuento en México

El PRI desaparece del mapa político mexicano

El mapa político de México ha cambiado de color después de las elecciones del pasado domingo. El verde del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha sido engullido por el azul del Partido Acción Nacional (PAN) y el amarillo del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que dominan a partes iguales la geografía mexicana.

Según el resultado difundido ayer por las autoridades electorales, el partido que gobernó México durante más de siete décadas obtiene 9,3 millones de votos (22,27%), el peor resultado de la historia. Las luchas internas entre las distintas familias priístas ya se han desatado en el interior del partido por el cargo de presidente nacional, que abandonará próximamente Mariano Palacios Alcocer.

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El primero en lanzar su candidatura de manera oficiosa ha sido el senador Enrique Jackson, presidente del Congreso. Pero hay otros nombres que suenan para conducir el partido en estos tiempos de crisis. Beatriz Paredes, candidata del PRI a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal es otro de los nombres que se barajan.

El dirigente que ha quedado peor parado de la debacle electoral es el candidato presidencial, Roberto Madrazo, que vive las horas más bajas. El día después de la elección, los 17 gobernadores priístas forzaron a Madrazo a emitir una declaración de apoyo a la autoridad electoral y de respeto al resultado de las urnas. La secretaria general del partido, Rosario Green, aseguró que la supervivencia del partido dependía de que sea capaz de recuperar la confianza de los ciudadanos. "El PRI será una fuerza neutral que apoye de manera responsable las causas de la sociedad", dijo.

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Su derrota contrasta con el éxito de su archienemiga, Elba Esther Gordillo, ex secretaria general del PRI que dirige el poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Gordillo controla el Partido Nueva Alianza, que se escindió del PRI y que ha obtenido un buen resultado en las elecciones. El 5% conseguido en la votación le garantiza el registro como partido político y una representación de unos 10 diputados y un senador.

Después de las elecciones, la dirigente del SNTE obtiene un área de influencia directa en el Congreso, a través de la representación parlamentaria de Nueva Alianza, lo que permitirá negociar con el PAN y el PRI.

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