Mauresmo y Henin buscan coronarse en la 'catedral'

Para la rusa María Sharapova la decepción fue terrible. Preocupada por su imagen casi más que por su juego, la jugadora de 19 años afincada en EE UU no logra traspasar la barrera de unas semifinales del Grand Slam desde que ganó el título de Wimbledon en 2004. Derrotada cinco veces en la penúltima ronda, va constatando que hay algunas jugadoras a las que no puede superar. Ayer lo comprobó de nuevo. Se enfrentó a Amelie Mauresmo y podía perder incluso en dos mangas, porque la francesa la dominaba por 6-3, 3-1 y dispuso incluso de tres bolas para el 4-1. Su reacción le permitió alargar el partido hasta un 6-3, 3-6, 6-2, pero no impedir su derrota.

Mauresmo disputará la final contra la belga Justine Henin, que venció sin grandes dificultades a su compatriota Kim Clijsters por 6-4, 7-6 (7-4) en una hora y media. Será una final inédita en Wimbledon, entre dos jugadoras que tienen esta asignatura pendiente. La francesa nunca ha llegado tan lejos en la catedral. La belga, en cambio, disputó la final en 2001, cuando se produjo su explosión, pero la perdió ante la estadounidense Venus Williams, entonces en su mejor momento. Mauresmo y Henin se han enfrentado nueve veces, con ventaja para Henin por 5-4. La penúltima en la final del Abierto de Australia el pasado enero, en el que supuso el primer título grande para Mauresmo que ganaba 6-1, 2-0 cuando la belga se retiró con problemas en el estómago.

Tras disputar la final del Abierto de Australia en 1999, Mauresmo se fue fundiendo y parecía ya incapaz de lograr uno de los grandes títulos. Hasta finales del año pasado no rompió esa barrera que la atenazaba. Entonces se impuso en el Masters y su carrera pareció dar un vuelco. En enero ganó el Abierto de Australia y ahora debe confirmar que también en buenas condiciones es capaz de ganar a Henin. La belga es más fuerte mentalmente y con más experiencia: ha ganado cinco títulos grandes. En su palmarés sólo falta Wimbledon.