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Tribuna:DESDE MI SILLÓN
Tribuna
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Día de excursión

Bueno, no era mi intención, pero hoy tocará hablar de mí. Más que nada lo digo para ahorrar tiempo a quién no le interese, aunque la verdad es que ahora que ya quedan los lectores fieles, debo confesar que sí, que hablaré de mí, pero que en el fondo no será una excusa más que para hablar del Tour, que en el fondo es de lo que se trata.

Acababa de terminar la etapa, y había visto ganar con autoridad a McEwen por segunda vez en lo poco que llevamos de Tour y cuando me disponía a comenzar estas líneas recibo una llamada: oye, ven rápido que se te han escapado las burras. ¿Cómo es eso posible?. No lo sé, pero hay una valla abierta, y por ahí han debido salir.

¡Vaya por Dios!. Resulta que mis burras -Sabiña, de 5 años, y Graxi, su cría, que justo hoy cumple un mes- se habían escapado de su terreno y vete tú a saber por dónde podían andar. Entre tres amigos montamos un dispositivo de búsqueda, uno en moto, otro en coche y otro andando, eso es variedad. Como no aparecían después de un tiempo, avisamos a los municipales; éstos llamaron a los municipales del pueblo de al lado y van y les dicen que sí, que están localizadas, que están justo al lado del cementerio. Para allí me fui y allí estaban. Las até, las calmé, y las llevé paseando de vuelta a su casa, a unos buenos 3 kilómetros. Por el camino y mientras las miraba pensaba, ¿a dónde se creerían que irían éstas?.

Intenté responderme y me acordé de la escapada de ayer, o lo que es lo mismo, de la escapada de cualquier etapa de esta primera semana. ¿A dónde van? Pues sí, efectivamente, al cementerio como mis burras, no hay nada más que hacer. Los escapados lo saben, pero alguien tiene que ser el protagonista del día, y siempre hay una esperanza: al que nunca juega, nunca le toca. Mis burras lo mismo, conocieron mundo, se pegaron una buena paliza y me protagonizaron la tarde, de eso no hay duda, pero ahora descansan en su casa, de donde no debían haber salido; ¿dónde mejor que allí?; pues en ningún sitio. Eso mismo piensan los que trabajan atrás en el pelotón para reducir ventajas: volved malditos, que aquí se está mejor que en ninguna parte.

Al final pasó lo mismo que estos días, que se impuso una vez más la lógica. Los escapados al pelotón, mis burras a su casa, y yo a la mía a escribir este artículo antes de que fuese demasiado tarde. Mañana será otro día y aparecerán nuevos protagonistas, sin duda, pero yo espero que mis burras ya hayan tenido suficiente con lo de hoy. Yo sí, desde luego. Así que veremos.

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