Las reformas económicas y la seguridad son los grandes retos del futuro presidente

El próximo presidente mexicano heredará una larga lista de asignaturas pendientes, fruto de más de siete décadas de un régimen político monocolor. El Gobierno saliente de Vicente Fox abrió la puerta a la alternancia y al inicio de la transición, pero no contó con las fuerzas necesarias para acometer las reformas, que siguen en el tintero. El primer desafío del nuevo gobernante será, pues, avanzar en las materias que no pudo su antecesor. Entre ellas destacan la entrada del capital privado en el sector energético, la reforma de los sistemas fiscal y laboral y la seguridad ciudadana.

Una de las tareas en la que tendrá que emplearse a fondo el ganador de las elecciones será la recomposición del clima político, deteriorado por la polarización y la agresividad de la campaña. La previsible división del Congreso, donde ninguno de los tres grandes partidos tendrá una mayoría clara, obligará a la búsqueda de acuerdos para garantizar la gobernabilidad.

Fox no logró el consenso necesario para aprobar reformas constitucionales que había prometido, por no disponer de la mayoría de dos tercios en el Parlamento. Es el caso, por ejemplo, de la modificación del artículo 27 de la Carta Magna, que impide la entrada de capital privado en el estratégico sector de hidrocarburos. En la práctica, la ley niega a la compañía paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) el acceso a la tecnología necesaria para explotar las reservas de crudo en aguas profundas del golfo de México. Sólo las grandes empresas privadas disponen de dichos recursos técnicos.

La reforma fiscal, para una mejora de la recaudación, y la revisión de la legislación que permite la existencia de monopolios públicos y privados en sectores cruciales como la energía, las telecomunicaciones o el cemento son dos patatas calientes que caerán en las manos del próximo presidente.

La estructura obsoleta de buena parte de las organizaciones sindicales favorece que líderes corruptos, con un prontuario poco edificante, mantengan amplias cuotas de poder. Por ejemplo, el dirigente petrolero Carlos Romero Deschamps, que no sólo ha conseguido eludir la acción de la justicia, sino que es candidato a senador. En muchos casos, los sindicatos siguen con la práctica de aprovecharse de programas sociales que debían beneficiar a la población.

La educación pública también reclama una reforma profunda, que ponga fin al cierre de escuelas y la utilización del alumnado por parte de los maestros con fines de políticos, como ha ocurrido con el largo conflicto de los trabajadores de la enseñanza en Oaxaca. Maestros mal preparados y mal pagados y alumnos atrapados por la corrupción de líderes sindicales conforman el panorama educativo actual.

La relación con EE UU deberá afrontar la aplicación del Tratado de Libre Comercio (TLC), que puede tener efectos devastadores en las zonas más pobres de México por las importaciones libres de aranceles de EE UU y Canadá, y la apertura de los mercados de maíz y fríjol. La política migratoria es la otra asignatura pendiente en las relaciones entre México y EE UU. La inseguridad, sobre todo la guerra que libran los carteles de narcotráfico en varios estados, ha mostrado la ineficacia de unas fuerzas de seguridad carcomidas por la corrupción.