Barcos y honra

La desaparición de un submarino republicano en la Nochevieja de 1936 da paso a un insólito thriller judicial de posguerra. Nuestra última guerra civil, incivil, cainita y fratricida, fue una guerra de secano, pocas gestas marineras le cabían a la mermadísima, anticuada y gloriosa flota, desbaratada en el Caribe y Filipinas, con toda su honra a flote y todos sus barcos hundidos, unas décadas antes. El escritor madrileño Alberto Porlan ha desempolvado de los archivos un raro episodio de la contienda naval cuyo nudo se deshace en Madrid, entre Cibeles y Neptuno, en el año de hambres, fríos y miserias de 1940.

La rehabilitación del capi-

tán de un submarino republicano desaparecido misteriosamente en la Nochevieja de 1936 con toda la tripulación a bordo, es el hilo conductor de Donde el sol no llega. La desamparada viuda del oficial defiende la tesis de que su marido, presuntamente adicto a los sublevados, prefirió hundir su nave en numantino, aunque no compartido, sacrificio, al fracasar su plan de cambiarse de bando con el sumergible intacto. Casi un asunto de trámite para los miembros del tribunal militar, implicados en la búsqueda de héroes de la última cruzada en un sector, el naval, que había tenido pocas oportunidades de lucimiento en la contienda. Pero no hay nada limpio, ni claro, ni anodino en los turbios cenáculos del poder, recién establecido, las familias del nuevo régimen revolotean aturdidas como mariposas nocturnas alrededor del refulgente e impredecible astro superlativo, la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial y la invasión de Portugal son las conjeturas del día y los delirios del cuñadísimo Serrano Suñer, nadie está seguro de nada. En este contexto los miembros del tribunal, vencedores sin gloria, burócratas de agua dulce, son y se saben figuras decorativas, marionetas en un tinglado en el que los hilos se enmarañan con facilidad. Sus debilidades, sus deudas de juego, sus amantes, sus miedos, sus recelos enturbiarán definitivamente un turbio proceso en el que la verdad y la supervivencia, la dignidad y la justicia se contraponen y se enredan.

Un Madrid de burdeles y garitos, sanatorios y prisiones, tabernas y salones, reconstruido con veracidad e ingenio, sostiene la trama de una insólita novela en el frecuentado género de la memoria histórica guerracivilista. Donde el sol no llega combina el thriller judicial con la novela de aventuras, y la crónica costumbrista, sin que se empañe el trasfondo, el dilema ético ibérico y persistente que obliga a elegir entre los barcos y la honra.