Arif Mardin, productor musical
Trabajó con Aretha Franklin, Chaka Khan y Norah Jones
Arif Mardin, que el 25 de junio perdió su batalla contra el cáncer de páncreas, encarnó la evolución de la industria musical estadounidense: de productor de plantilla en Atlantic, independiente especializada en música negra, se transformó en productor todoterreno, dedicado al pop de amplio espectro.
Había nacido en Estambul el 15 de marzo de 1932 y su familia se empeñó en que estudiara Económicas. Por su cuenta, investigó en el jazz como compositor y arreglador. En 1956, conoció en Turquía a Quincy Jones y Dizzy Gillespie, que quedaron impresionados por la intensidad de su pasión; se le concedió una beca para el Berklee College of Music, en Boston. Una vez completada su educación, se fue a Nueva York y llamó a la puerta de dos famosos compatriotas, Nesuhi y Ahmet Ertegun; en 1963, comenzó a trabajar en la empresa de los hermanos Ertegun, Atlantic Records. Aunque llegaría a producir a jazzmen como Sonny Stitt o Charles Lloyd, los Ertegun le enviaron a picar en su particular mina de oro: el soul. Su primer número uno venía firmado por un grupo blanco, los Young Rascals.
Mardin se integró en el superlativo equipo de producción de Atlantic, con Jerry Wexler y Tom Dowd. Funcionaban por separado pero colaboraban si se trataba de una artista compleja, como Aretha Franklin. Mardin solía bajar al Sur, donde trabajaba con los músicos y compositores de Memphis o Muscle Shoals, y refinaba las grabaciones de vuelta en Nueva York. Así hizo con vocalistas blancas como Dusty Springfield (Dusty in Memphis), Cher (3614 Jackson Highway) o Lulu (Melody fair). Mardin se entendía bien con músicos de origen británico: con permiso de Atlantic, estuvo al servicio de los Bee Gees y Ringo Starr.
De hecho, algunos de los mayores éxitos de Mardin durante los años setenta fueron obra de una agrupación escocesa, la Average White Band. Otras figuras de Atlantic que contaron con su sabiduría fueron King Curtis, Donny Hatthaway, Brook Benton o Hall and Oates; incluso llegó a producir al actor Richard Harris en una adaptación de El profeta, de Khalil Gibran. Mimaba mucho las orquestaciones: ahora son muy apreciados los discos bajo su nombre, Glass onion (1969) o Journey (1974).
Siempre positivo, cuando Atlantic fue engullida por Warner, Mardin lo vio como una apertura de posibilidades. Se aproximó al pop al lado de Carly Simon, Phil Collins o Judy Collins, aun sin olvidar su querencia el soul puntero (Chaka Khan). Más discretamente, se habituó a vestir los discos de cantautores -John Prine, Danny O'Keefe- e incluso grabó con insurgentes tejanos como Willie Nelson o Doug Sham. Esas experiencias le resultarían muy valiosas cuando se jubiló en Atlantic, allá por 2001.
Su última etapa allí fue insatisfactoria: el sello había perdido su carácter y no tenía mucha paciencia para con los veteranos, que se vieron arrinconados. Pero Mardin todavía conservaba su olfato y lo demostró al marchar de Atlantic y ponerse al frente de Manhattan Records, rama pop de Blue Note, dependiente de la competencia (el grupo EMI). Produjo y lanzó a una desconocida cantautora neoyorquina, Norah Jones, cuyo estreno susurrante, Come away with me, fue uno de los fenómenos definitorios del inicio del siglo XXI.
Una vez reivindicada su estética, Mardin quería hacer lo mismo con otra de sus facetas: la de compositor. En sus últimos tiempos, estaba confeccionando un disco de sus canciones interpretadas por vocalistas como Chaka Khan, Dianne Reeves o Bette Midler. El trabajo será completado por su hijo, el productor Joe Mardin.
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