Los Veinticinco crean un Instituto de Tecnología con vocación de excelencia
Para encarar el desafío del conocimiento, identificado desde 2000, en la Cumbre de Lisboa, como el factor más importante en la desfalleciente competividad de Europa en el mundo, la Comisión Europea ha hecho tres cosas, de las cuales sólo una ha tenido éxito hasta ahora, afirma el británico Chris Patten, ex comisario europeo y experto en política científica. La primera, que ha fracasado, ha sido tratar de reorientar el presupuesto hacia la competitividad, el crecimiento y la investigación y desarrollo en detrimento de la agricultura. La segunda ha sido la creación del Consejo Europeo de Investigación (ERC), en el que el propio Patten ha tenido un importante papel, equivalente en teoría a la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos aunque su presupuesto todavía esté en discusión. Finalmente, ha sugerido la creación de un Instituto Europeo de Tecnología, a la manera del famoso MIT estadounidense, una iniciativa que Patten no comprende bien, según ha explicado en diversos foros, el último la revista Nature.
Como si le contestara, la Comisión Europea ha intentado hace unos días explicar sus planes para este instituto, que ha levantado recelos en muchos países e instituciones europeas, mientras prepara una propuesta formal para fin de año.
La Comisión presenta los resultados del proceso de consulta obtenidos hasta la fecha, que clarifican la estructura y el funcionamiento del instituto. Pieza fundamental del IET será su Junta de Gobierno, que contará con una reducida estructura de apoyo (administración, servicio jurídico, etcétera.). La Junta determinará los desafíos científicos estratégicos en ámbitos interdisciplinarios (como las energías verdes o las nanotecnologías). A continuación, seleccionará, sobre una base competitiva, comunidades de conocimiento encargadas de llevar a cabo las tareas relacionadas con la investigación, la educación y la innovación en estos campos, y les prestará apoyo. Estas comunidades de conocimiento serán asociaciones integradas, compuestas por equipos reunidos por las universidades, los centros de investigación y la industria.
A propósito de esta explicación, en forma de comunicación, el presidente José Manuel Barroso ha declarado: "El IET forma parte de la estrategia de la Comisión de cara a la creación de un entorno dinámico propicio a la investigación, la educación y la innovación. Será mucho más que un simple agente en estos ámbitos; su vocación es convertirse en un modelo de excelencia a nivel europeo".
El comisario europeo de investigación, Janez Potocnik, sin embargo, ha dicho que el IET, si se crea pronto, seguramente tendrá que competir por fondos en el VII Programa Marco, ahora en discusión, con otras instituciones. . "Tenemos reglas en el programa marco, una convocatoria competitiva de proyectos es una convocatoria competitiva de proyectos, y punto", declaró en Science/Business.
Para Patten, sin embargo, el mayor problema para que exista el entorno deseado por Barroso es simplemente falta de dinero público y privado. Esa falta de dinero se nota especialmente en la educación superior, señala el político británico, cuando son las universidades las principales incubadoras de la investigación que produciría el conocimiento imprescindible para el bienestar de una sociedad. "¿Cómo puede Europa ser tan condescendiente respecto a la cultura de Estados Unidos, cuando ese país gasta el doble que Europa en el conocimiento, en su transmisión a los estudiantes y en su adquisición?", se pregunta.
Esta situación se refleja en un obvio parón en la investigación pública europea, afirma Patten, que se complementa con una inversión insuficiente en I+D por parte de las empresas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.