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Reportaje:Alemania 2006 | Brasil-Ghana

"¿Por qué hay que jugar bonito?"

Parreira defiende el derecho de la selección brasileña a ser práctica e insta a Ronaldinho a subir su rendimiento un peldaño

Brasil mandó a casa a Ghana y ya está en cuartos de final. África llora. Acabó con diez jugadores la selección de Ratomir Dujkovic, que vio la segunda parte fuera del banquillo. Le expulsó el árbitro. ¿Qué le dijo? Al parecer le propuso que se quitara la camiseta de Brasil, indignado por la concesión del gol de Adriano, el segundo de la canarinha, en evidente fuera de juego. En la sala de prensa no quiso hacer mayor comentario sobre el colegiado, el eslovaco Lubos Michel: "¿El arbitraje? Otra pregunta", contestó el yugoslavo, entre risas. Se lo tomó a guasa. Él podía. Parreira no, Parreira lo pasó mal tras el partido y, a buen seguro, durante buena parte del mismo. Ghana llegó a acribillar a Dida, y eso no le pasó inadvertido a nadie, ni siquiera a los torcedores brasileños. "Estamos en cuartos, eso es lo que cuenta", dijo Parreira, aferrándose a la idea de que en esta fase decisiva del campeonato, el mata-mata como la llaman los brasileños, no se puede fallar. "Y nosotros no fallamos", sentenció. Se acordó de los suizos: "Cuatro partidos sin encajar un gol, cuatro partidos sin perder y se fueron a casa. Nosotros estamos entre los ocho primeros, eso tiene un valor".

"Al principio no jugamos bien. Confundimos la prisa con la velocidad", dice el técnico brasileño
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Para valor, el de Cafú. El lateral, capitán de la canarinha en dos Mundiales consecutivos, sueña con ser el primer mortal en levantar tres copas de campeón del mundo. Mientras, ayer abrió otra puerta de la historia, al convertirse en el jugador brasileño que más partidos ha jugado en un Mundial (19) y el futbolista de todos los tiempos que más partidos ha ganado (16) en una fase final. Justo el día en que Ronaldo desbancó a Gerd Müller como el máximo artillero de los Mundiales, a Parreira no le dejaron ni sonreir tras el partido. Por feliz que estuviera por haber llegado a cuartos -"ya me da igual el rival, todos los equipos que alcanzan este nivel tienen un portencial tan igualado que cualquiera puede ganar la Copa", dijo-, al seleccionador le faltó manguera para tanto incendio. No gustó el juego de su equipo y ya se sabe que en Brasil no basta con ganar a cualquier precio.

"¿Y por qué nosotros tenemos que hacerlo bonito y los demás no?", preguntó el técnico de Brasil al periodista que le instó a aclarar dónde está el jogo bonito. "La historia no habla de eso, de quién juega bien, bonito. No, la historia habla del que gana el título", añadió el hombre que llevó a Brasil a romper 24 años de maleficio en el Mundial de los Estados Unidos, en 1994. "Queremos ser campeones antes que jugar bien. Hemos ganado cinco títulos y queremos ganar el sexto, como sea", confesó el técnico, algo tenso. Bajo su prisma, Brasil está en el buen camino: "Estamos ya entre los ocho mejores. Es verdad, en el primer tiempo no jugamos bien, no aseguramos la bola. Confundimos la prisa con la velocidad". Parreira, elogió tanto al juego de los africanos como a su defensa -"si no hubiera jugado a un nivel tan alto tal vez ahora no estaríamos celebrando la clasificación"- y destacó como una de las claves de la victoria la fibra del equipo: "Tuvimos la determinación necesaria para afrontar los momentos más difíciles y creo que cuando supimos jugar con calma, la torcida disfrutó". Se refería al segundo tiempo, cuando ya Ghana jugaba con diez y África entera lloraba su adiós al Mundial. Para Zé Roberto, autor del tercer gol y mejor jugador del partido según la FIFA, el duelo fue aún más complicado de lo previsto: "Nos han hecho trabajar mucho. Podemos estar contentos, le ganamos a un gran equipo".

"No defendimos sólo a nuestro país, peleamos por toda África", recordó Apiah tras el partido. Los africanos usaron un discurso único: "No merecimos tanto castigo", "la diferencia en el marcador no fue tan grande"... Todos excepto el entrenador, que se tomó a cachondeo el tema: "Espero que me ayudéis en la recolecta para pagar a la FIFA la multa que me ha puesto por la expulsión", pidió a los periodistas, ante quienes sólo se puso serio una vez. Le preguntaron si creía que Brasil era imbatible: "Imbatible e intocable", dijo Dujkovic. "Son las lágrimas del perdedor. El que pierde siempre llora", le respondió Parreira, que pareció ofenderse por las palabras de su colega.

El seleccionador brasileño también habló de Ronaldinho, a quien valoró su aportación generosa al equipo, pero a quien instó a ofrecer algo más de su talento: "Por su categoría, todos estamos esperando algo más de él, siempre. Y él puede darlo, siempre es posible que Ronaldinho suba un escalón en su juego". El gaúcho, que terminó jugando como compañero de Ronaldo en el vértice del ataque brasileño tras el carrusel de cambios introducido por Parreira en el segundo tiempo, prefirió remitirse a la alegría que sentía al verse en cuartos: "Hemos dado un paso más, eso es lo importante", aseguró.

Los jugadores brasileños felicitan a Ronaldo tras su gol ante Ghana.
Los jugadores brasileños felicitan a Ronaldo tras su gol ante Ghana.REUTERS

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