Mejoras para calmar los ánimos
El Gobierno y la Policía planean reformas que refuercen la seguridad en el centro del que se fugaron 14 inmigrantes
El centro de acogida del puerto de Motril es el lugar al que van a parar los inmigrantes detenidos en pateras antes de llegar a la costa de Granada. Allí esperan unas horas, normalmente no más de 12 o 14, antes de ser conducidos al aeropuerto granadino para su repatriación. Para algunos, este centro es el sitio en el que se sienten definitivamente a salvo después de una travesía dura de la que creyeron que no saldrían vivos. Pero para otros, es el lugar en el que el cansancio deja paso a la rabia de haber sido detectados cuando estaban a escasos metros de la playa.
"Hay que pensar que en ese trance se les pasan muchas cosas por la cabeza. Llegan cansados, pero cuando se recuperan físicamente se les nota la desesperación y pueden empezar los problemas", dice un representante del Sindicato Unificado de Policía (SUP) de Motril, que la pasada semana denunció falta de seguridad en las instalaciones después de que un grupo de 14 inmigrantes lograra fugarse del centro tras hacer un agujero en la pared.
"Muchos han estado aquí más veces. Conocen el centro demasiado bien"
El subdelegado del Gobierno en Granada, Antonio Cruz, niega que, como denuncia el SUP, el centro carezca de las medidas de seguridad suficientes. No obstante, tras visitar el edificio al día siguiente de la fuga de los 14 inmigrantes (de los que 11 fueron detenidos horas después), Cruz aseguró que el Gobierno central va a ampliar y a mejorar las instalaciones. "Aún no podemos concretar cómo, pero se va a ampliar hacia el puerto. La decisión política ya está tomada", afirma el subdelegado, quien asegura que la ampliación será "considerable". "Todo lo que nos permita el puerto [al que pertenecen los suelos]".
Fuentes del Ministerio del Interior, del que depende el centro y que sufragará la reforma, precisan, no obstante, que "más que una ampliación, se van a hacer obras de acondicionamiento y mejora en las instalaciones". Estas fuentes aseguran que el ministerio está "cerrando" un acuerdo con el puerto para concretar los trabajos.
Para ampliar la capacidad de acogida de inmigrantes de Motril, Interior pretende habilitar una zona específica para ello en una nueva comisaría.
El comisario de Motril, José Luis Tejedor, aplaude la intención del Gobierno central. "Nos va a venir muy bien. Este año lo más que hemos tenido son unos 80 inmigrantes a la vez y hay capacidad para más. Pero si se amplía nos va a permitir gestionar mejor a los que vengan", dice. Según Tejedor, el centro mejoraría mucho "con pequeños arreglos internos". "No hacen falta grandes inversiones, sólo ajustes que permitan un uso más flexible".
Ahí coincide el comisario con los representantes del SUP, que advierten de que la mayoría de los problemas se solucionarían "separando estancias". "Ahora hay una gran nave en la que están todos juntos. Sería mejor para ellos y para nosotros si se separaran en varias más pequeñas, para 10 o 15 personas como máximo cada una", señala el representante sindical, quien advierte cada vez más enfrentamientos internos entre los inmigrantes. "Se les nota más agresivos. Más desesperados. Si hay pelea, no pueden entrar dos funcionarios a intentar calmar a 80 personas", afirma. "En teoría caben 100 inmigrantes, pero faltan medidas de seguridad para ellos y para nosotros".
Los que se fugaron la pasada semana lo hicieron aprovechando un punto muerto para las cámaras de vigilancia. "Muchos han estado ya aquí más veces. Conocen el centro demasiado bien", afirma el portavoz del SUP. El día de la fuga había en el centro alrededor de 80 inmigrantes procedentes de dos pateras que habían llegado a la costa entre el sábado y el domingo. Los que huyeron pertenecían al primer grupo. Llevaban en el centro alrededor de 36 horas. "No es lo normal. Hubo un problema con los aviones que los tenían que repatriar y se retrasó, pero es una excepción", explica el subdelegado del Gobierno.
"Es verdad que suelen estar menos tiempo, pero el centro tiene que estar preparado para cuando no sea así porque en cuanto se recuperan del viaje lo que quieren es salir de allí", afirman desde el SUP. En medio de su desesperación, los inmigrantes, a menudo, cargan contra todo. Arrancan grifos, bidés, bloquean cerraduras. "Lo habitual es que cuando se va un grupo haya que arreglar una serie de desperfectos antes de que llegue el siguiente", señala el comisario, quien, no obstante, cree en la seguridad del centro. "Han pasado por él miles y miles de inmigrantes. Estadísticamente, hasta en los mejores dotados hay incidencias".
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