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El sector atrae a inversores de todo tipo

A más riesgo, más rentabilidad, dice uno de los 10 mandamientos del inversor. Algunos que empezaron a invertir en hoteles hace una década esperando rentabilidades mínimas del 10% y medias de cerca del doble las mantienen hoy. Los bonos del Estado a 10 años rinden el 4% y la rentabilidad de los hoteles en Barcelona no ha variado en los últimos años porque no hay más riesgo y prosigue el boom de visitantes, dicen en el sector.

Grupos ajenos al sector han invertido en ladrillo hotelero. La empresaria de hostelería Rosa Esteva desembarcó en él hace dos años y medio con el hotel Omm, en el Eixample.

Reig Capital, dirigido por Maria Reig, ha apostado fuerte y proyecta dos hoteles en Barcelona: uno en la antigua sede de Winterthur, en la plaza de Francesc Macià, y otro en la vieja sede del Hispano Americano, en paseo de Gràcia.

El propio Palau de la Música promueve un hotel junto a su sede, en la esquina de la calle Sant Pere més Alt con Amadeu Vives, un proyecto en el que trabaja el arquitecto Óscar Tusquets. Otro proyecto de las últimas semanas es el del grupo Majestic, que abrirá un hotel en la Rambla de Catalunya, en la esquina con el pasaje de la Concepció, confirma Olegari Soldevila, de la familia propietaria. El grupo Derbi, de Jordi Clos, también proyecta un apartotel en el paseo de Gràcia pensado para directivos de empresa, y el hotelero Antonio Catalán tiene previsto acabar el mes próximo la construcción del Miramar, en Montjuïc.

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