"No soporto la superficialidad en la ópera"

El tenor catalán cierra la temporada del Teatro Real con la zarzuela Luisa Fernanda, al lado de Plácido Domingo. Además se editan varias óperas en las que participa en formato CD y DVD.

El tenor catalán José Bros atraviesa uno de los momentos más dulces de su carrera. Abrió la temporada del Teatro Real de Madrid con el mozartiano Don Ottavio de Don Giovanni y vuelve al coliseo lírico madrileño, a partir del 26 de junio, para cerrar temporada con Luisa Fernanda, en un montaje que el 22 de julio podrá verse en el Festival de Peralada (Girona). En la popular zarzuela de Federico Moreno Torroba, compartirá escenario con Plácido Domingo, que asume el papel de barítono, y Mariola Cantarero. La producción, dirigida musicalmente por Jesús López Cobos y escénicamente por Emilio Sagi, gozará, además, de amplia difusión -La 2 emitirá la función del 14 de julio, y el canal Arte lo ofrecerá en diferido- y en el medio discográfico, con grabaciones a cargo de Deutsche Grammophon, en cedé, y Opus Arte en DVD.

Bros recoge ahora los frutos del trabajo bien hecho a lo largo de 15 años de una carrera sin fiascos ni apoyos mediáticos. La voz ha ganado peso sin perder facilidad en el registro agudo, arma esencial en un tenor que tiene en el belcantismo romántico su principal caballo de batalla. Al disco de arias y dúos de zarzuela recién editado por Discmedi, que marca el regreso a los escenarios de su mujer, la soprano María Gallego, se sumarán tres óperas grabadas en el Real: Ildegonda, de Arrieta, editada por el sello RTVE Música, y dos títulos en DVD que Opus Arte lanzará en octubre, el citado Don Giovanni, con dirección musical de Víctor Pablo Pérez y escénica de Lluís Pasqual, y La Traviata, bajo la batuta de López Cobos, en un montaje firmado escénicamente por Pier Luigi Pizzi.

PREGUNTA. Si hace diez años le hubieran dicho que iba a cantar Luisa Fernanda con Plácido Domingo...

RESPUESTA. Pues no me lo habría creído. Recuerdo bien la sorpresa, y la emoción intensa que sentí la primera vez que cantamos juntos Luisa Fernanda, en Milán, en 2003, en un montaje semiescenificado de Emilio Sagi, que es el origen de la producción que presenta ahora en el Real. Plácido es único como persona y como profesional. Despide una energía positiva y contagiosa, y eso facilita las cosas. En mi caso, saber que es un papel que él también ha cantado, me inspira aún más confianza.

P. A lo largo de la próxima temporada, va a ampliar su repertorio con cinco nuevas obras: El pirata, de Bellini; La hija del regimiento y Maria Stuarda, de Donizetti; Werther y Thaïs, de Massenet. ¿Cómo planifica la ampliación de su repertorio?

R. Me gusta ampliar mi repertorio con dos o tres nuevos papeles cada año, aunque la próxima temporada sube a cinco, lo que realmente supone mucho esfuerzo, pero las cosas han surgido así. Actualmente tengo 40 papeles en mi repertorio y hasta el momento he tenido suerte, porque, desde mi debút profesional, en 1991, con Don Giovanni, en la temporada de Sabadell, hasta la fecha no he dejado de cantar ninguno de los personajes que he ido incorporando, me encuentro cómodo en todos. Lo importante es cantar con naturalidad, sin falsear la voz, manteniendola con el mismo color y la misma intensidad en todo el registro, de arriba abajo.

P. Muchos tenores arruinan su voz por cantar papeles que exceden a sus medios naturales. ¿Cuál es el secreto para conseguir un desarrollo saludable de la voz?

R. Lo importante es tener paciencia, no precipitarse y saber decir que no a aquellas obras que pueden perjudicar el desarrollo natural de la voz. Hay títulos a los que dices no para siempre, pero hay otros que simplemente conviene dejarlos para más adelante, que es lo que me pasó con La Traviata. Zubin Mehta me propuso cantar Alfredo en 1995, después de haberme dirigido en Lucia de Lammermoor en Tel Aviv y Florencia. Le dije que no podía aceptar el compromiso de cantarlo en un plazo de dos años sin saber cómo iba a evolucionar mi voz. Diez años después, llegó la oferta del Teatro Real y la voz estaba en el momento justo para Alfredo. Hay que saber esperar. Si quieres hacer una carrera longeva, no hay otro secreto que el estudio, el trabajo, la disciplina y el sentido común para conservar este don que Dios me ha dado.

P. El mundo de la ópera vive desde hace años muy dominado por el protagonismo de los directores de escena. ¿Usted es partidario de los montajes modernos, con cambio de época?

R. La renovación de la ópera es muy importante. Necesitas que un director de teatro te ayude a crear un personaje, pero con planteamientos escénicos serios. No soporto las superficialidades en la ópera. No estoy en contra de los montajes de vanguardia, y, aunque me considero tradicionalista, no me molestan los cambios de época si la dramaturgia tiene sentido y no falsea el personaje ni la historia.