Alergia al campeón
Lippi y Pirlo admiten que diseñaron un partido más defensivo para conseguir evitar a Brasil
Materazzi recogió el trofeo al mejor jugador con sus largos brazos surcados de venas hinchadas y números romanos tatuados bajo la piel. Pero no le dejaron abrir la boca. Nadie tenía preguntas para él. El central, autor del cabezazo del primer gol, sustituyó a Nesta en el minuto 16. "¿Qué pasó, por qué el cambio?", resonaba por los pasillos. "Nesta se lesionó, ¿no lo vieron ustedes?", explica el seleccionador, Marcello Lippi, que bromea: "Me gustaría decir que saqué a Marco para que anotase el gol, pero mentiría". Pero hay más preguntas. Más misterios por aclarar. "¿Por qué Gattuso le intentó dar un cabezazo al final del partido?", le preguntan con intención a Materazzi. Es la única cuestión que le hacen. El defensa se asombra y se ríe. Las dos cosas. "¿Creyeron que me iba a golpear?, ¡que va!, es que Gattuso es un poco salvaje y esa es su manera de demostrar afecto".
Materazzi habló de "justicia divina" cuando se refirió a su gol. "Es el día más hermoso de mi carrera", aseguró. La carrera del defensa, de 32 años, está salpicada por fuertes críticas a la dureza que suele emplear sobre el terreno de juego. "He sufrido críticas muy injustas, pero esos comentarios no tienen importancia después de este gol".
Hasta ahí, los misterios. Después llegaron los análisis. El del técnico checo, Karel Bruckner, fue breve y triste. "Polak hizo algo estúpido e Italia es un equipo que sabe aprovechar muy bien las ventajas que se le dan", comentó el entrenador, que recurrió a una explicación global: "El fútbol es encontrar las mejores soluciones a problemas concretos. Nosotros no supimos hacerlo. Ellos sí hicieron lo apropiado para que les fuera bien. Y les fue bien". Bruckner dijo que había jugado Polak porque Galasek está lesionado. "Creí que era el reemplazo adecuado, luego su comportamiento ha perjudicado mucho al grupo".
El repaso de Lippi fue bastante semejante, con definición general incluida: "El fútbol es un cúmulo de circunstancias", dijo casi parafraseando a su homólogo checo, "y quien las maneja mejor gana". Admitió que, claro, tener un gol a favor "da una gran ventaja psicológica" y que, claro, "jugar con un hombre más, también". Pero calificó el encuentro de "equilibrado", asegurando que era lo predecible "al medirse dos conjuntos muy fuertes".
"Había dos resultados que no nos valían y uno que sí. De manera, que planeamos la estrategia para que se diera el marcador que nos interesaba y luego en el césped hicimos justo lo que teníamos planeado". Quien se explica con tanto detalle es Andrea Pirlo, que no se sólo ha transformado su físico y su actitud en el campo, sino que también recupera fuera del césped el argumentario tradicional de los italianos. "Era importantísimo evitar a Brasil y eso ya está hecho", insistió en su pragmático discurso Pirlo. "Convenía evitar a Brasil, porque podemos ganarles, pero son fuertes y también era muy probable perder", convino Marcello Lippi, recurriendo a las contradicciones sin ningún rubor.
Lippi no quiso hablar de una actitud más defensiva con respecto a otros encuentros. "En Italia todo el mundo tiene una alineación en la cabeza", comentó, en lo que sonó a frase de seleccionador universal, y advirtió: "Yo no tengo por qué ser ni simpático ni antipático para la gente, lo que tengo es que ser responsable y serio". Por eso, la elección de los jugadores para el choque. "No somos defensivos", protestó Pirlo antes de conceder que el conjunto había jugado "con un medio del campo con gente más fuerte y defensiva".
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