Duelo de doble filo
Alemania y Ecuador se disputan el primer puesto de su grupo sin poder elegir rival para los octavos y tentados de dosificar las fuerzas
La selección alemana de fútbol saldrá hoy al estadio Olímpico de Berlín a disputar a Ecuador el primer puesto en la clasificación de su grupo sin tener en cuenta cálculos y posibles combinaciones para buscar un contrario más o menos favorable en los octavos de final. Así lo declaró ayer su seleccionador, Jürgen Klinsmann, que sostiene: "Queremos ganar para elevar la confianza del equipo y dar más seguridad a los jugadores". También tuvo Klinsmann palabras de elogio para Ecuador, el equipo considerado como la gran revelación del torneo por el excelente juego mostrado.
Los dos cuadros están ya clasificados para los octavos de final. A Ecuador le basta un empate para quedar campeón de grupo. Alemania se juega además la honra y la obligación de no decepcionar las expectativas despertadas en todo el país. Los hinchas y los ciudadanos de a pie viven en medio de una orgía patriótico-futbolística que ha agotado la producción de banderas y soportes para colocarlas en los coches. La victoria por 1-0 contra Polonia se celebró hasta altas horas de la madrugada en las calles berlinesas. Da miedo pensar en lo que ocurriría si ganasen el Mundial.
En la conferencia de prensa de la selección alemana de ayer intervinieron como improvisados periodistas varios soldados alemanes destinados en Afganistán. Gracias a una conexión en directo facilitada por la primera cadena pública, ARD, Klinsmann respondió a cinco soldados antes de pasar a las preguntas de los periodistas.
Klinsmann y el técnico ecuatoriano, Luis Suárez, coinciden en la declaración política y futbolísticamente correcta de que saldrán a ganar, aunque se especula con la posibilidad de que reserven jugadores titulares para los octavos. En realidad, no les queda otra posibilidad. El partido se juega a primera hora de la tarde. Por contra, aquél del cual saldrá su contrincante, Inglaterra-Suecia, se juega por la noche en Colonia. Ingleses y suecos sí podrán especular con el resultado de la tarde y ver si les conviene más jugar los octavos contra Alemania o Ecuador.
Joachim Löw, ayudante de Klinsmann, insinuó el domingo la posibilidad de reservar jugadores. Klinsmann parecía ayer inclinado a mantener el equipo titular, tal vez con algún ligero retoque. Entre los alemanes existe temor por la tarjeta amarilla de su capitán, Ballack, que no se suele reprimir a la hora de repartir leña. Una nueva amonestación dejaría a Alemania sin Ballack para los octavos. El capitán declaró al diario Die Welt: "Yo quiero ganar y quedar primero en nuestro grupo. Para conseguir esto se requiere jugar al choque y yo no voy a escurrir el bulto". Entre Ballack, curada la pantorrilla, y Klinsmann parece restablecida la armonía rota con el tira y afloja en torno a su alineación en el partido inaugural contra Costa Rica.
Klismann no entró al trapo a las preguntas provocadoras sobre el rendimiento del defensa derecho Friedrich y del delantero Podolski. Fiel al modelo de "aquí no pasa nada", Klinsmann aseguró que el rendimiento de Friedrich es correcto y que está seleccionado para jugar de defensa y no de extremo. Sobre Podolski dijo: "Él se esfuerza. Querría meter un gol y llegará antes o después. Tiene nuestro apoyo y no representa el menor problema".
Entre los dos delanteros de Alemania, los polacos de origen Klose y Podolski, ha surgido un conflicto. Klose criticó a Podolski por su juego estático, aunque posteriormente quitó hierro. "Lo único que dije es que da la impresión de estar agarrotado, pero esto no es una crítica y seguro que mejorará con la marcha del torneo", matizó.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.