"Ojalá sea el Mundial del toque"
Como tantos otros entrenadores en este Mundial, Luis Fernando Suárez (Medellín, Colombia, 1959) llegó hasta Alemania envuelto en dudas. Ecuador había cosechado malos resultados en los amistosos previos y casi nadie apostaba por su suerte en el torneo. Una semana más tarde, la selección suramericana ya está en los octavos de final y hoy se jugará el primer puesto del grupo A con Alemania. En su hotel de Bad Kissingen, este discípulo y admirador confeso de Francisco Maturana recibió a EL PAÍS horas antes del choque ante los anfitriones.
Pregunta. ¿Le sorprende que Ecuador llegue clasificado a este partido?
Respuesta. Yo sí tenía la idea de que podíamos conseguirlo, aunque también sabía que, si se lograba, para todo el mundo iba a ser una sorpresa.
"El futbolista ecuatoriano se ha quitado el velo que le impedía enseñar lo que sabe" "
Europa es un reto: los técnicos suramericanos exitosos se cuentan con los dedos de una mano"
P. El buen juego demostrado por su equipo, ¿responde a sus convicciones futbolísticas?
R. Sin duda. Siempre he creído que el fútbol merece disfrutarse, no sólo es cuestión de ganar. Y también estoy convencido de que jugando bien, la mayoría de las veces uno gana. El primer mandamiento que debe tener alguien a quien le guste el fútbol es respetarlo; y el segundo, hacerlo respetar.
P. Además del cuidado del balón, ¿qué más tiene su equipo para convertirse en ganador?
R. Hoy el grupo está muy fuerte mentalmente y eso ayuda a que las virtudes tácticas, técnicas y físicas afloren mucho más fácil. Nuestro trabajo fue convencer a los jugadores de que ellos tienen un montón de cosas dentro y pueden demostrarlas en un escenario como este. Creo que hoy el futbolista ecuatoriano se ha quitado el velo que le impedía enseñar lo que sabe.
P. ¿Ecuador mantendrá el nivel cuando crezca la exigencia?
R. Estoy totalmente seguro de que sí. Los jugadores están convencidos, y si se nos cruzan en el camino rivales de más alcurnia e historia vamos a estar a la altura de ese compromiso.
P. Antes de empezar el Mundial, pasar la primera ronda era el objetivo de Ecuador, ¿dónde ve ahora el techo de su equipo?
R. Estoy convencido de que los techos los pone uno. Los jugadores pueden conformarse con meterse entre los 16 mejores y después esperar otros cuatro años, clasificarse en una eliminatoria difícil y volver a empezar o aprovechar esta posibilidad y seguir avanzando ya mismo. Todo ser humano se pone sus techos. Este equipo, tal como se encuentra mentalmente, todavía no ha empezado a construir el suyo.
P. Habla mucho de los jugadores, ¿qué porcentaje de protagonismo le asigna al entrenador?
R. Muy poco. Uno es un facilitador, un guía en la parte táctica, en la disposición estratégica y alguien que puede poner a pensar al jugador para trabajar lo psicológico. Después depende de la capacidad del futbolista. Lo importante es tener cierta credibilidad para convencer a la gente de que una táctica está bien hecha y de que su fuerza emotiva es alta. Nada más.
P. Ecuador, España, Argentina, Brasil, incluso Ghana, ¿es el Mundial del toque?
R. ¡Ojalá! Al final debe haber una buena mezcla. Al suramericano siempre lo van a querer en Europa, porque es un toque distinto, diferente y bueno, pero el suramericano que se quede en el ritmo cansino de antes nunca se adaptará al fútbol moderno. Del otro lado, la entrega y la potencia física no deben negar la técnica, la fundamentación, el toque, las jugadas bonitas. Es más espectacular hacer una pared a 150 kilómetros por hora que a 20.
P. Hay equipos históricamente defensivos, como Italia o Alemania, que parecen apostar por jugadores de buen pie.
R. Es que antes el fútbol no era tan táctico. Ahora todos los equipos se agrupan y defienden bien, pasan la línea del balón y se acomodan rápido. Por eso ya no necesitas tanto al hombre que sólo corta el juego sino que después, al tener la pelota, precisas gente que piense, con creatividad, y quizás por eso los equipos más defensivos se ven exigidos a manejarse de un modo diferente.
P. ¿Le gustaría que se le abriesen las puertas de Europa?
R. Dirigir en Europa sería un reto interesantísimo que quisiera asumir, sobre todo por las dificultades que presenta; los técnicos suramericanos exitosos allí se cuentan con los dedos de una mano.
P. ¿Cuándo acaba su contrato con Ecuador?
R. Cuando termine el Mundial. Dentro de poco seré un desempleado más.
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