"Los cuartos de final no obsesionan"

Fernando Hierro igualó su marca en Asia, hace cuatro años, pero Andoni Zubizarreta (Vitoria, 44 años) es el primer español que ha disputado cuatro Mundiales, seguidos, desde México 86 hasta Francia 98. El ex arquero también es el español que en más partidos mundialistas, 16, ha defendido la zamarra roja.

Pregunta. Desde que debutó, en 1985, fue indiscutible para Miguel Muñoz, Luis Suárez, Vicente Miera, Javier Clemente...

Respuesta. Todo tiene sus tiempos. Venía de estar en la Eurocopa de 1984 como tercer portero, con Arconada y Buyo. Llevaba ya un tiempo chupando banquillo...

P. ¿Cuál era su virtud?

R. La seguridad. Lo mejor que puedes transmitir al equipo es resolver las situaciones complicadas con sencillez.

"Me quedé con ganas de jugar contra el Maradona de México, el más impresionante"

"El empate a dos de Nigeria me lo metí yo. Puse la mano lo justo para que entrara"

P. Pues en Italia 90 le chocaría la figura de Higuita...

R. Cada portero tiene su personalidad. Algunas preguntas se pueden contestar con respuestas diferentes.

P. Se quedó a un Mundial del récord de Matthäus y Carbajal.

R. Quizás si hubiera disputado el de España... Pero es que debuté en Primera en 1981 y ya era pedir mucho.

P. ¿Cuál fue la mejor España?

R. No por mejor, pero los que fuimos a Italia 90 nos conocíamos desde juveniles. Pero, por lo general, aparte de los resultados, fuimos competitivos.

P. Según usted que ha estado en tantos Mundiales, ¿cómo los empieza España moralmente?

R. Los cuartos de final en ningún momento son tema de conversación. No hay grandes pensamientos a largo plazo. No se debate sobre lo que pasará en los cuartos. No hay ninguna obsesión.

P. Debutó ni más ni menos que frente a Brasil.

R. En Guadalajara, en 1986, en el estadio de Jalisco, donde Brasil había creado aquel mito del año 70, con los Pelé, Tostão, Rivellino... Había visto aquel estadio en blanco y negro por la tele. Hicimos un gol que no nos concedieron y, en el de Sócrates, Careca remató al larguero en fuera de juego.

P. En el 5-1 de Querétaro, a Dinamarca, se disparó la ilusión.

R. Fuimos de menos a más. Fue de esos partidos que, cuando ganas, te dan ese toque de 'podemos, estamos en la posición ideal para aspirar a lo mejor'.

P. Y llegó Bélgica, y llegaron los penaltis...

R. La victoria sobre los daneses había sido tan espectacular que hubo que hacer terapia de grupo para que no se dispararse la euforia. El gol de Señor fue una liberación. Habíamos trabajado más de una hora de partido para conseguir ese gol. No bastó.

P. Hasta que Stojkovic se cruzó en el tiempo extra, estuvo muy serio en Italia 90.

R. En lo personal, ese Mundial fue muy importante. Y si Michel agachó la cabeza fue por instinto, eso no depende de ti. Sí es verdad que volvimos a encontrarnos con una situación similar a la de México, sólo que en octavos.

P. En 1994, el partido en Boston con Italia tuvo de todo...

R. Lo dimos todo en un encuentro con una humedad del 70-80%. Te sentías pegajoso. Nunca perdimos la convicción. Buscamos el juego por las bandas, los pases hacia dentro... Jugamos como había que hacerlo.

P. Y con muchos descendientes de italianos en la grada.

R. Bueno, en Puebla había más españoles que belgas... No nos podemos quejar de eso.

P. ¿Y del codazo de Tassotti?

R. ¡Buf! La camiseta de Luis Enrique al final del partido... Sientes que la clasificación se te ha escapado otra vez. Con otros elementos, pero otra vez.

P. ¿Qué gol podría haber parado en sus cuatro participaciones?

R. El de Nigeria. El empate a dos, que me lo metí yo. Llegaron por la banda derecha a la línea de fondo y yo quise anticiparme el centro, que era lo más lógico. En vez del pase atrás, el tipo golpeó el balón entre mi cuerpo y el palo. Podía haberlo dejado pasar, pero puse la mano lo justo para que entrara en la portería.

P. Se quedó un rato boca abajo, tirado en la hierba.

R. Ahí piensas poco. Sientes. Padeces. Pero no me duele más que la eliminación por penaltis en Puebla o el partido de Boston.

P. Se despidió con el 6-1 a Bulgaria.

R. La victoria más agridulce que he tenido. Nos quedamos fuera. Era el último partido de mi carrera... Muchas cosas. En el descanso nos vimos fuera, pero fuimos unos profesionales. Había una cierta sensación de rabia, que el pase se nos había ido por ese segundo gol contra Nigeria, y porque con Paraguay no hubo manera. Nos desahogamos con ellos.

P. ¿De qué se quedó con ganas?

R. De jugar contra el Maradona de México, el futbolista más impresionante que jamás he visto. ¿Qué habría pasado con Argentina si hubiese jugado las semifinales contra España?