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Reportaje:

Suspiros de Sónar

Guía musical para los madrileños que se han quedado sin entrada en el festival electrónico barcelonés

Maldición. O no reservaste a tiempo tu entrada para el Sónar o las finanzas ya no andan como para poder permitirse un fin de semana de jarana en la Ciudad Condal. Que no cunda el pánico. Madrid ofrece este fin de semana algunos buenos premios de consolación para quienes se han quedado sin asistir a la principal cita peninsular con la música electrónica. Para empezar, el concierto inaugural del Sónar también se celebrará hoy, en el Centro Cultural de la Villa. Y la noche matritense es un verdadero enjambre de clubes y garitos para dejarse seducir por los ritmos del silicio. Suspira, pero no tanto.

Al japonés Ryuichi Sakamoto siempre se le recuerda por la banda sonora de Feliz Navidad, Mr. Lawrence, en la que también hacía sus pinitos como actor. Ahora, con el pelo mucho más blanquecino que entonces, se ha aliado con un alemán de aspecto robótico, Alva Noto, para presentar el espectáculo Insen. El primero fabrica sonidos acústicos y el segundo se encarga de alborotarlos digitalmente. En Barcelona lo vieron antes, pero aguardar hasta las 20.30 de esta tarde parece llevadero para los aficionados del Foro.

En el hervidero de la noche capitalina se multiplican las posibilidades. Hay clubes en auge, como el Marula Café (Caños Viejos, 3, junto a Bailén), donde anoche hizo acto de presencia Ike, un pinchadiscos de prestigio que cada vez se prodiga menos. Y hay clásicos de la almendra central, como el incombustible Ya'sta (Valverde, 10; metro Gran Vía), donde a partir de la una de la madrugada irrumpe en la cabina el madrileño Dunle, un chaval de 24 años especializado en trance progresivo que sigue fiel al vinilo.

"Las posibilidades son múltiples, igual que los cambios en la orientación de cada sala", anota el músico electrónico Patrick Dubois, madrileño de 31 años. En su selección de templos esenciales para una Noche Sónar en Madrid figuran Marula, el house de Low Club (plaza de los Mostenses, 11; metro Plaza de España), el Mondo (Arlabán, 7; metro Sevilla) y el Ochoymedio (Mesonero Romanos, 13; metro Callao), "este último entre el house y lo brasileño, para gente ya más cerca de los 30 que de los 20". Otra elección sólida sería acercarse esta noche por el mítico Museo Chicote (Gran Vía, 12; metro Gran Vía) para disfrutar de las sesiones de house (en todas sus variantes) del ya clásico Mikel Underground. El contraste entre el aire refinado del local y su historia legendaria (inaugurado en 1931 y frecuentado por Sofía Loren, Ava Gardner, Rita Hayworth o Cary Grant en sus años de gloria) sigue haciendo estragos entre los curiosos.

Aún hay más. La siempre bulliciosa sala La Riviera (Virgen del Puerto, s/n) abre sus cabinas los viernes a JL Magoya, ex integrante del grupo de culto en los noventa Lions in Love, y el llenapistas Kiko Barba, uno de los propietarios del sello discográfico Mimusik. Para los más radicales, aquellos a los que la electrónica les gusta experimental y un poco ruidista, queda la opción del Radar (Amaniel, 22; metro Noviciado). Los internautas se ponen al día en páginas como clubbingspain.com. Y si no hay cuerpo para trasnochar, no olvidemos que lo de comprar música sigue siendo un hábito muy saludable. Probemos suerte en Rotor (Gran Vía, 40; metro Callao) o en Diskpol (Jesús del Valle, 8; metro Noviciado).

"En realidad, las opciones para sonarizarse en Madrid se prolongan más allá del fin de semana", resume Rubén Gutiérrez, articulista de Oro molido, una publicación especializada en música electroacústica. Y aconseja vivamente velar armas con vistas a las XIII Jornadas de Informática y Electrónica Musical, que acoge el Centro de Arte Reina Sofía entre el 19 y el 30 de este mes. Ofrece encuentros, conferencias y conciertos con carácter intensivo. Y no tendrá tanto glamour como el Sónar, pero alberga a un buen número de personajes muy, muy pintorescos...

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