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Un estudio evidencia las secuelas afectivas y sexuales que arrastran las víctimas de malos tratos

Tereixa Constenla

Las secuelas causadas por los malos tratos se manifiestan de múltiples formas. Un estudio sobre el impacto de la violencia en la salud de la mujer, financiado por el área de Igualdad de Oportunidades del Ayuntamiento de Málaga, revela las repercusiones que tiene la violencia sexista sobre aspectos como los afectos o la sexualidad.

El 59% de las mujeres que participó en la investigación aseguró que se sentían "limitadas en la capacidad afectiva, por ejemplo, incapaces de enamorarse". De hecho, sólo el 7% de las entrevistadas aseguraron que tenían una relación con un hombre en el momento de la entrevista (un reducido porcentaje seguía relacionada con su maltratador). "Posiblemente este dato se encuentre influenciado por el hecho de que las mujeres que han sufrido malos tratos desarrollan un sentimiento de desconfianza hacia el género masculino por temor a vivir experiencias similares", plantean los autores del trabajo.

El estudio fue elaborado a partir de una muestra de cien mujeres víctimas de malos tratos que residían en Málaga capital, con edades comprendidas entre los 22 y 63 años. De la investigación, los autores concluyeron que los malos tratos "se producen con independencia del sector profesional a que pertenecen" y que los casos de violencia sexista durante el noviazgo y el embarazo representaban un porcentaje importante.

De las entrevistadas, el 30% manifestó que tenía "problemas" para mantener relaciones sexuales, mientras que otro 24% presentó trastornos psicológicos. En la investigación se analizaron, asimismo, los síntomas de estrés postraumático de las maltratadas.

Alertas excesivas

Entre los más significativos, se cita que el 76% tiene "recuerdos desagradables y recurrentes" de los sucesos; el 70% sufre un intenso malestar psicológico "al exponerse a estímulos internos que simbolizan o recuerdan algún aspecto del suceso" o que el 66% reconoce que sus planes o esperanzas de futuro "han cambiado negativamente como consecuencia del maltrato".

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La dificultad para conciliar el sueño constituye otra de las secuelas que afecta al 63% de las entrevistadas, un porcentaje similar al que reconoció estar "excesivamente alerta" o sobresaltarse con facilidad. En cuanto a las manifestaciones somáticas, los autores de la investigación observaron que las más repetidas eran los dolores de cabeza (85%), la sensación de ahogo (71%), las palpitaciones (70%) y los sofocos o escalofríos (65%).

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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