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Columna
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La luz de las encuestas

A un año de las presidenciales francesas, en el último número de Le Monde Diplomatique, Alain Garrigou explica la proliferación de encuestas comparándolas con la historia del borracho que busca su llave bajo un farol, no porque la haya perdido en ese lugar, sino porque allí es el único sitio en el que hay luz. También aquí, a menos de un año de las elecciones municipales y autonómicas valencianas, encuestadores, políticos, politólogos y periodistas empiezan -empezamos- a buscar bajo los faroles.

Una encuesta publicada por Levante el pasado 4 de junio preveía que el PP obtendría 50 de los 99 diputados que conformarán la cámara autonómica tras los próximos comicios. El PSPV-PSOE conseguiría 43 diputados, Esquerra Unida 6, mientras que el Bloc, con un 4,9%, no podría superar la barrera del 5% por lo que quedaría sin representación parlamentaria. En una segunda lectura, el rotativo preveía que la suma de votos de EU y el Bloc en un hipotético pacto haría perder al PP la mayoría absoluta, al obtener la coalición diez escaños, los socialistas 41 y dejar al PP con 48. Una previsión que responde a la lógica política, pero que en el caso concreto de esta encuesta no tiene ningún respaldo técnico, ya que no se había preguntado a los electores por su apoyo a una hipotética coalición, limitándose a sumar los votos de unos y otros. Una coalición Bloc-Esquerra Unida puede en principio aglutinar los votos de unos y otros, pero además puede atraer a electores que, en ausencia de pacto, optarían por el voto útil al PSOE ante el temor de no superar la barrera de 5%. Además, habría que despejar otra variable: el rechazo que el pacto con el Bloc puede producir a algunos electores de Esquerra Unida y viceversa, el rechazo que a algunos nacionalistas les puede provocar el pacto con EU. No serán variaciones muy grandes, pero si se quiere hacer un análisis medianamente riguroso, hay que medirlas. En resumen, que para extraer alguna conclusión demoscópica, como mínimo, había que haber formulado la pregunta.

En cualquier caso, la encuesta servía a los partidos opositores para delimitar el círculo en el que buscar la llave que les permita desalojar al PP. La encuesta valía simplemente para reforzar lo que unos y otros sabían y querían oír: que sin pacto será muy difícil privar al PP de la mayoría absoluta y que con un pacto es posible hacerlo. Y aunque no haya un nexo causal directo, lo cierto es que apenas cuarenta y ocho horas después, las ejecutivas de ambos partidos aprobaban avanzar hacia un pacto entre ambos partidos para acudir juntos a las elecciones autonómicas. Es un paso importante, aunque el primero de una serie de acuerdos. La decisión tendrá que ser ratificada por los militantes de EU en un referéndum. En el Bloc tendrá que ser también refrendado por su consell nacional. Y sobre todo, unos y otros se tendrán que poner de acuerdo en la negociación de la lista. El secretario general de los nacionalistas, Enric Morera ha apelado a la generosidad de todos ante el reto común de derrotar al PP. Los años de trabajo conjunto de sus bases en movimientos cívicos, como Compromís pel territori o Escola valenciana, deberían ser la mejor argamasa de ese pacto.

Los socialistas también han querido contribuir a reforzar la verosimilitud del cambio, difundiendo esta semana otra encuesta, según la cual recortarían la distancia respecto a los populares, que conservarían la mayoría absoluta por dos escaños y que la perderían por uno en el caso de que hubiera una coalición de Esquerra Unida y el Bloc.

Pero sin duda, el mayor plus de verosimilitud al acuerdo -y de paso a la derrota del PP- se la ha dado Francisco Camps, cuando en un debate parlamentario intentó deslegitimar un posible Gobierno entre socialistas, Esquerra Unida y Bloc, señalando que aumentaría el precio de la vivienda.

Posiblemente lo que mejor estén indicando las encuestas es que asistimos a un fin de ciclo y que el cambio de tendencia empieza a dibujarse claramente en el horizonte político valenciano. El acuerdo Esquerra Unida-Bloc, aún por cerrar, es uno de los requisitos imprescindibles. En las próximas horas tendrá que despejarse otra de las condiciones necesarias ¿serán los socialistas capaces de hacer creíble la posibilidad de un cambio en la ciudad de Valencia?

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