La hora de la sonrisa
Ronaldo le dice a Ronaldinho: "Con que hagas lo que en el Barça estaremos todos contentos"
Ronaldinho, en Brasil es conocido como El gaúcho y al gaúcho no le han visto todavía más que en fotos. Abrazado primero por una rubia, que burló la seguridad en Wegis y se abalanzó sobre él al final de un entrenamiento y, el pasado miércoles, firmándole una camiseta a un niño de once años, de origen turco. Siguiendo el ejemplo de la garota, el crio se rió en la cara de la policía y saltó al campo para regocijo de las 25.000 personas que jalearon su osadía en el entrenamiento que montó la FIFA en Frankfort. Eso, que se porte bien y sólo se le vea besando niños, chicas o balones, le gusta a Nike y a la hinchada, le gusta a Lula, al seleccionador Parreira y al ex, Zagalo. Pero ha llegado la hora y el mayor valor de Nike en este Mundial sabe que se espera su sonrisa sobre el campo.
"Va a reventar el Mundial", pronostica el ex selecionador brasileño Mario Zagalo
Ronaldinho sabe que no le puede fallar ni a su pueblo, ni a sus compañeros, ni tampoco a su patrocinador, consciente de cómo le necesita en su particular pelea comercial en terreno enemigo. Que se sepa, de su conducta hasta ahora no hay queja: sale en las fotos dando besos a niños, chicas y balones, con la badana azul de Nike puesta. Y eso vende. Pero la hinchada de la canarinha quiere verle sonreír a partir de mañana y por otras razones. Espera al gaúcho que lleva viendo los últimos dos años hacer diabluras en el Camp Nou, ese que no termina de ver vestido con la amarelha. Espera al gaúcho mágico porque de lo que saque de su chistera dependerá mucho lo que acontezca en el campo un poco más adelante cuando la cojan Ronaldo y Adriano. "La gente espera mucho de él, pero no debe hacer más de lo que sabe, eso ya es mucho", le ha recordado estos días el delantero del Madrid al gaucho, con quien mantiene una buena relación. "Con que haga lo que hace en el Barcelona estaremos todos contentos", le dijo ayer Ronaldo, que reconoció haber jugado lo suficiente juntos como para entenderse bien: "Ronaldinho no es el del 2002, pero sigue jugando igual de bien al fútbol, si no mucho mejor. Su posición no ha cambiado demasiado, mantiene toda la libertad del mundo para hacer lo que le da la gana, así que si hace lo que hace en el Barcelona, ya estaremos todos contentos".
Parreira espera que juegue con la misma alegría que en el Barcelona: "Necesitamos a ese Ronadinho, al de la sonrisa en la cara, porque eso será bueno para el juego de Brasil". Es la misma sonrisa que le reclamó Lula, el presidente de Brasil, para lanzar las faltas durante la misma videoconferencia en la que se acordó del peso de Ronaldo. Y es que mientras el fenómeno va de lio en lio, y ayer reconocía que nadie más que él le pide a Dios que empiece el Mundial para que acaben las tonterías, Ronaldinho le ganá la final de la play a Emerson. Uno manejaba al Arsenal y el otro, ¡al Valencia! Por si no fuera poco su ascendente en el grupo, dicen que Ronaldinho también ha ganado el campeonato de ping-pong a sus compañeros. Total, una máquina de generar buen rollo. Ante tales perspectivas, y viendo lo fino que está, es lógico que se espere lo máximo de Ronaldinho, que hoy llega a Berlin con la canarinha, donde debutan mañana, y a quien el propio Maradona ha señalado como candidato a ser el mejor jugador de este Mundial en una entrevista reciente.
"Físicamente sólo nos preocupó los tres primeros dias", explicó Moraci Santana, responsable del equipo de preparadores físicos de la selección brasileña que, como es tradición, no da datos del último pesaje de Ronaldinho, aunque los jugadores brasileños pasan por la báscula cada mañana. Resulta evidente que si al jugador del Barça le sometieron a un plan de trabajo específico durante los primeros días de concentración no fue por sobrepeso. "Está perfecto", le señala Santana. Lo cierto es que si a Ronaldo le preguntan constantemente sobre si está más o menos gordo, a Ronaldinho, todo lo contrario: la pregunta es sobre si está más delgado que cuando jugó la final de la Copa de Europa. "¡Más fuerte, estoy más fuerte!", suele contestar.
Cinco partidos y dos goles en el último Mundial, cuando aún jugaba para el Paris St. Germain y no era el icono mundial de referencia en la mercadotecnia en el que se ha convertido cuatro años después, hacen que en esta Copa del Mundo a Ronaldinho se le esté esperando, no como entonces, cuando llegó de puntillas y se fue eclipsado por los méritos de Ronaldo. "Todo se lo ha ganado a pulso en estos cuatro años. Es el mejor del mundo y lo ha conseguido merecidamente, nadie se lo ha regalado", dijo ayer Ronaldo, de quien se ha escrito de todo hasta llegar aquí, a las puertas de Brandemburgo. Conquistado el mundo, es hora de que la sonrisa de Ronaldinho conquiste también Berlín... con el balón en los pies. El ex seleccionador brasileño Zagalo lo tiene tan claro que ayer lanzó su pronóstico: "El gaúcho va a reventar el Mundial".
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