Navegando entre 's'
Sun Microsystems hace negocio con lo que denomina las cuatro s: servicios, sistemas, software y storage o almacenamiento. La semana pasada, esta multinacional, que factura 11.000 millones y tiene 38.600 empleados, decidió nombrar a un español al frente de una de esas s. Adolfo Hernández, director general de Sun Ibérica, es el nuevo vicepresidente de servicios. Desde su nuevo puesto, Hernández supervisará un negocio que supone el 40% de los ingresos de la compañía, y que emplea a unas 14.000 personas. Su objetivo: "Ayudar a transformar un negocio que está en pleno crecimiento, y donde se están produciendo cambios importantes".
Este granadino de corazón -nació en Bonn (Alemania), pero desde muy pequeño vivió en Granada-, decidió hace ahora cuatro años asumir la complicada responsabilidad de sustituir a José Cabrera al frente de la división española de Sun. Cabrera fue la voz y la imagen de esta compañía durante 12 años, y Hernández tan sólo tenía 32. Su currículo mostraba, en todo caso, mucha experiencia. Licenciado en Informática por la Universidad de Granada, tiene un MBA en gestión estratégica, estudios de posgrado en EE UU y Reino Unido, trabajó en IBM, formó su propia compañía y también ha probado la docencia: ha sido nombrado profesor asociado por la Universidad de Sevilla.
La apuesta de Hernández, y la de Sun, dio sus frutos, ya que la filial española ha crecido por encima de la matriz. El ejecutivo cree, además, que en su nuevo nombramiento ha pesado la evolución del negocio de los servicios en España, la buena gestión del equipo directivo y la intención de la compañía de globalizar las operaciones y los nombramientos.
Hernández dice tener sensaciones contradictorias: de la alegría del nombramiento y el orgullo de que la compañía se haya fijado en él, al vértigo de asomarse "a otra forma de trabajar" y el desafío de "salir de la zona de confort, de lo que sabes hacer". Es un momento complicado, además. La compañía acaba de anunciar el despido del 13% de su plantilla, y en los medios estadounidenses se aventura una posible venta. Para Hernández, "es un momento fascinante, de cambio, y el cambio siempre trae consigo enormes oportunidades".
Por ahora, Hernández combatirá en buena medida el efecto de los cambios continuando con su residencia en España, aunque repartirá su tiempo entre California, Denver, Londres y Singapur. Y combatirá el jet lag en el mar, navegando en velero con su esposa y sus dos hijas. Aunque no se engaña: "Yo pensaba que vivía liado, pero hasta ahora no sabía el significado exacto de esta palabra".
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