Vistalegre, capital de Ecuador
10.000 inmigrantes 'empujan' a su equipo desde la plaza madrileña
"¡Sí se puede!" fue el grito que ayer unió a 10.000 ecuatorianos que se apiñaron dentro de la plaza de toros de Vistalegre, en el madrileño barrio de Carabanchel, con capacidad para 14.000 personas y casi a reventar. El acto fue organizado por el periódico Latino, por la Comunidad de Madrid y por dos empresas interesadas en el negocio inmigrante: Grupo Santander y Movistar.
La locura se desató con el primer gol, del ecuatoriano Carlos Tenorio. Las gorras y los abanicos publicitarios salieron despedidos al aire de cabezas y manos. Los seguidores del equipo amarillo, que se ha clasificado por segunda vez en su historia para un Mundial, empezaron, como una gran marea, a dar brincos, a bailar, a gritar como posesos y a llamar por el teléfono móvil a sus familiares. Antes, Carlos de Torres, director de Telefónica Movistar, saludó a los presentes, micrófono en mano y ataviado con la camiseta de Ecuador. "¡Que viva Ecuador!", gritó aprovechando la presencia de futuros clientes.
El mismo entusiasmo mostró Carlos Clemente, viceconsejero de Inmigración de la Comunidad de Madrid, que se puso una bandera ecuatoriana a modo de capa y que gritó a través del micrófono: ¡que viva Ecuador y que viva España!". "Sí señor, esto es integración", le contestó el animador de la fiesta, antes de ser acallado por el "sí se puede, sí se puede" del público. Hasta la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, mandó un saludo a los congregados a través de la pantalla gigante antes de que comenzase el partido. Pero los ecuatorianos sólo estaban pendientes del fútbol. Muchos llevaban la cara pintada con los colores de su bandera: rojo, azul y amarillo. Como Mario Iván Gañán, albañil de 28 años, que tocado con un sombrero de cinco picos pronosticó un 0-1.
En la otra trinchera, la polaca Patricia Buchok, 23 años, piel blanca y larga melena rubia, veía el partido con su novio, el ecuatoriano y moreno Hernán Capanca. "Somos pareja, pero aquí cada uno va con su equipo".
La plaza de toros contó con grandes medidas de seguridad. "Oiga, con eso no se puede entrar...", le decía un guardia de seguridad a un hombre que en la mochila llevaba una plancha. Ni planchas ni alcohol. La cerveza que se vendía era sin y a precios abusivos: un vaso de plástico lleno a la mitad de cualquier bebida, 2,50 euros. Además los ecuatorianos dedicaron su tiempo a hacer una larga cola para fotografiarse con una réplica de la Copa del Mundo.
Los ecuatorianos forman la comunidad inmigrante más numerosa de España con casi 375.000 residentes. En Madrid viven casi 140.000 de ellos. No son los únicos que han tenido que buscarse la vida para seguir el Mundial por televisión, más este año, que se emite en Canal + (de pago), La Sexta, que no tiene cobertura nacional, y Cuatro (sólo los partidos de España, el inaugural, semifinales y final).
En España residen 1,13 millones de inmigrantes nacidos en alguno de los países clasificados. Tras la ecuatoriana, las comunidades más numerosas son la inglesa (159.487 residentes), la italiana (89.317) y la argentina (86.111). Y la menor, Trinidad y Tobago (34 nacionales).
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