Italia envía de vacaciones a las camareras de su hotel
De vacaciones todas las camareras del hotel. Ese ha sido el resultado de la llegada de la selección italiana a la residencia Landhaus Milser, de Duisburgo. "Nos han hecho comprender que era mejor que alrededor de las mesas sólo hubiera hombres", declaró Fausto Traversari, encargado del dueño del hotel, a La Gazzetta dello Sport. Lo que no explica es porqué. No se sabe si para evitar la tentación o, simplemente, porque les debían días libres a todas las chicas a la vez. En el primer supuesto, ¿por qué las camareras sí y las chicas de la limpieza no? Es un misterio.
Lo cierto es que ayer le cayó el pelo al cándido de Traversari por sus declaraciones a La Gazzetta. La federación italiana montó en cólera por la indiscreción del empleado del hotel y el ridículo en el que han quedado los dirigentes de la Nazionale. El tema de la mujer y la selección azzurra es un clásico de los Mundiales. Ya en Corea y Japón 2002, la entonces novia de Totti, Hillari, fue la única que entró en la concentración con el permiso del seleccionador, Giovanni Trapattoni, y el enfado del capitán, Paolo Maldini, que no entendía la excepción. Mucho antes, en España 82, las chicas gallegas fueron de cabeza ante la belleza de los muchachos de Enzo Bearzot, que se proclamaron campeones. Italia empieza a ver muchos paralelismos entre el actual Mundial de Alemania y aquel victorioso de España: las miserias descubiertas del calcio, el nacimiento de Gilardino el día del Italia-Brasil en semifinales, el enfrentamiento de los jugadores con el mundo... Más de 2.000 tifosi, la mayoría emigrantes, saludaron ayer con entusiasmo en el aeropuerto de Dusseldorf la llegada de los jugadores azzurri, que respondieron con una mirada altiva.
Frente a la Italia represora en lo futbolístico, la Holanda de Rinus Michels pasó a la historia de los Mundiales por su fútbol total. Pero también por la presencia de las mujeres de los jugadores junto a ellos en las largas y tediosas concentraciones.
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