La última prueba tiene su miga
La selección española se enfrenta a Croacia en el partido amistoso previo al estreno en el torneo contra Ucrania
Alejada de cualquier ruido, entre silenciosa y anónima, la selección española llegó ayer a Ginebra para cumplimentar hoy su último partido amistoso, contra Croacia, antes de debutar el próximo miércoles en el Mundial frente a Ucrania. "Aunque no es un encuentro decisivo, será importante para ver alguna cosa", anunció Luís Aragonés en la conferencia de prensa que ofreció tras la comparecencia, nada casual, de Xabi Alonso, Reyes y Reina. Las cábalas coinciden en que los tres futbolistas de la Liga inglesa serán protagonistas en la cita de hoy (21.00, TVE-1).
El seleccionador pretende dar salida a cuantos internacionales aún no han entrado en juego, especialmente a los porteros suplentes, Reina y Cañizares, y, al tiempo, insistir en conceptos trascendentes para definir el estilo futbolístico de un equipo que transmite sensaciones contradictorias. Luis quiere que los dos laterales tengan un mayor protagonismo y para hoy se espera la actuación de Salgado y Pernía; el medio centro sería Xabi Alonso y no Albelda; el azulgrana Xavi sustituirá a Cesc, y Reyes, revitalizador de los últimos partidos, igual podría vestirse de volante que de segundo delantero.
Así las cosas, el plan ante Croacia podría ser justamente el contrario de los encuentros anteriores, con lo que los peloteros asumirían la condición de titulares mientras los de corte más físico serían suplentes. "Todos los partidos son exámenes para todos los jugadores", argumentó Luis; "la competitividad es fundamental y cada uno de los 23 presentes debe trabajar para ganarse el sitio por mucho que haya una alineación más o menos fija. Espero que todos jueguen bien para que me lo pongan difícil".
Los futbolistas pueden variar en función de la contienda. El sistema, en cambio, está "clarísimo", según el seleccionador. "Es un 4-3-3 flexible porque cuenta con un par de variantes", reiteró; "y puede ser con extremos o sin ellos".
Luis relativiza un asunto al que los futbolistas dan cada día más importancia. Los centrocampistas de toque advierten sobre la necesidad de que los delanteros abran el campo para poder tirar la línea de pase. Y ocurre que últimamente tanto Villa como Torres y Raúl han jugado de manera frontal, de espaldas, sin perfil, circunstancia que no han extrañado tanto Albelda y Senna, más contundentes.
"No creo que el equipo cambie tanto en función de si juega Albelda o yo", respondio Xabi Alonso cuando se le preguntó por el nudo del conflicto; "puede incidir el estilo. Nosotros pretendemos tener el balón y defender con él. A veces, sin embargo, cuando hay que mantener un resultado, conviene juntarnos más y apretar las líneas". Y remachó: "Hay que tocar para profundizar, ser agresivos en ataque y defensa, buscar los espacios para dar verticalidad al juego, hacer daño, porque, si mareas la perdiz, no sirve de nada tener el balón".
Y ahí es donde le duele a Luis, quejoso porque la selección toqueteó excesivamente en la segunda parte del partido contra Egipto -"se perdieron más balones por querer jugar más"- y, en cambio, satisfecho con el primer tiempo por el empaque de la medular -"goles hay pocos y se pagan"-.
"El 4-3-3 es más complicado para los extremos", rubricó Reyes; "llevamos poco tiempo entrenándolo. De todas maneras, ni me veo ni me dejo ver mejor o peor según juegue en la banda o detrás del ariete. Lo importante es que me vea el míster".
El desparpajo de Reyes animó una jornada que para la selección empezó con la visita a la concentración del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y prosiguió de manera rutinaria. La partida no mereció la mayor atención de los aficionados, cuyo máximo representante sigue siendo Manolo, el del bombo. La discreción se impuso en Barajas y Ginebra.
"Somos ambiciosos, pero es mejor tomárnoslo con calma", sentenció Xabi Alonso mientras el capitán, Raúl, abría el paso en todas las filas que se montaron antes de alcanzar el avión. "De momento, mejor no tener la presión de otras veces", comentó uno de los jugadores que guardaban cola antes de embarcar hacia Ginebra, ciudad en la que hoy le espera un rival mundialista como Croacia, capaz de derrotar a Argentina y perder con Polonia.
Zlatko Kranjar ha armado un equipo especialmente intimidador en su feudo, donde no pierde desde 1994, y muy competitivo. La retirada de interiores ofensivos como Boban, Asanovic o Brosinecki ha llevado al seleccionador a cambiar de dibujo y apostar por un dispositivo más conservador que se despliega a partir de tres centrales y de dos pivotes defensivos. Uno de los futbolistas más interesantes es Kanjcar, hijo del técnico, que milita en el Hajduk Split. Rival de Brasil, Croacia parece uno de los mejores adversarios para calibrar a la selección española antes de su estreno contra Ucrania. La última prueba tiene su miga.
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