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Reportaje:Alemania 2006

Despedida silenciosa

Luis Aragonés y sus jugadores abandonan España en medio de la indiferencia general

Diego Torres

El grupo, casi de forma inadvertida, avanzaba por la Terminal 1 de Barajas, todos con el uniforme oficial, azul oscuro, confeccionado por Teodoro Grisby, con un corte bien pegado al cuerpo, la raya diplomática gruesa, según la federación, con la idea de aportar una imagen "joven y agresiva". Según Grisby, para romper con los patrones de un mundo "riguroso e inmovilista". Por las perneras se asomaban brillantes las puntas afiladas de los zapatos de cuero italiano. En las cabezas destacaba la cresta dorada de Torres y la melena descolorida de Cañizares. No faltaban las gafas de sol aunque fuesen madrugadas. Lo que sí faltaba era ambiente. Apenas un par de curiosos avisados a última hora y un grupo de viajeros ecuatorianos acudieron a la despedida de la selección española, que partió en la mañana de ayer rumbo a Ginebra, escala previa de su llegada a Alemania.

Hubo quien sugirió que la próxima vez la salida se organice junto con el equipo ecuatoriano
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El ambiente frío sólo se rompió con la presencia de unas apasionadas hinchas ecuatorianas en busca de la foto de sus ídolos. Algunos jugadores recordaron con nostalgia el partido amistoso que España disputó contra Ecuador en el Calderón hace casi dos años. "El estadio estaba lleno a reventar", recordaba Salgado; "¡qué ambiente!". No faltaron las bromas. Un futbolista sugirió que la próxima vez la salida de la selección española se organizase junto con la selección ecuatoriana para crear clima de entusiasmo, artificial, pero entusiasmo al fin y al cabo.

Es difícil contagiar optimismo en un grupo que se siente maldito. Los jugadores españoles marchan hacia el Mundial luchando por resolver el complejo de inferioridad que se ha hecho con ellos desde la última Eurocopa. En su intento por ofrecer ayudas, el seleccionador, Luis Aragonés, ha ofrecido un psicólogo. El doctor Anselmo Vicioso también estaba ayer en la comitiva que viajó a Ginebra desde Madrid. Iba como uno más, hablando con los chicos como quien no quiere la cosa.

Unos jugadores hablaban de negocios. Otros, de moda. Otros, de fútbol. Luis García, que no ha sido el más alentado por los ensayos contra Rusia y Egipto, consideraba con generosidad que tenían que jugar todos para repartirse los minutos. Que la inactividad de unos pocos puede ser mala para la moral colectiva. Y que medirse contra equipos como Croacia, Egipto o Rusia es bueno porque permite valorar el verdadero nivel. Luis García cree que otra cosa es pescar ilusiones: Luxemburgo, Jamaica o Nueva Zelanda han sido goleadas por Alemania, Inglaterra y Brasil, pero esas goleadas no sirven para nada.

Dos horas antes del despegue, después del desayuno en el hotel de Barajas, la plantilla se puso su uniforme de rayas para recibir la visita del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Según los jugadores, Zapatero les arengó recordándoles que los deportistas españoles están en alza en disciplinas tan dispares como el tenis, la fórmula 1 y el motociclismo. Con esto, el presidente les animó a dar un paso histórico. Nada menos que unir el fútbol a la ola de éxitos. "Fue una despedida clásica", opinó Xabi Alonso, veterano del acto protocolar que precedió a la fatídica Eurocopa de Portugal en 2004.

Siempre atento a las señales esotéricas, a la cábala, a los colores malditos y a la magia de los números, Luis Aragonés intentó captar las vibraciones providenciales que dice emitir Zapatero. "Siempre que un presidente se despide", reflexionó el técnico, "es muy bueno". "Él dice que tiene suerte", prosiguió el seleccionador, "y para ser del Barça no le ha ido mal". "Ha ganado la Liga, la Copa de Europa... Yo, antes, cuando quería que me dieran suerte, llamaba al del cirio. Ahora llamaré al presidente", concluyó Luis.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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