Nowitzki encumbra a Dallas
Los Mavericks alcanzan a costa de los Suns de Phoenix su primera final
Los Mavericks de Dallas se clasificaron para su primera final de la NBA al derrotar en el sexto partido (4-2) de la correspondiente a la Conferencia Oeste a los Suns de Phoenix (93-102) en una eliminatoria que confirmó al alemán Nowitzki como un baloncestista de excepción.
Hasta ahora, Nowitzki se había labrado una reputación de jugador especial. Capaz de anotar por sistema más de 30 puntos, le encanta asumir la responsabilidad del último lanzamiento porque sabe que el balón está más seguro en sus manos que en otras. Pero en las citas clave, en las que se forjan las leyendas, le habían temblado las piernas. Sin embargo, tras aplastar a Memphis; eliminar al vigente campeón, San Antonio, y dejar en la cuneta a su buen amigo y mejor rival Nash, el germano, que ya pertenecía al club de las superestrellas, escribe ya su apellido con letras doradas.
Tras promediar 28 puntos y 12 rebotes en la postemporada, el entrenador de los Suns, Mike d'Antoni, definió a la perfección las razones por las que su conjunto cayó: "El problema fue que en los Mavericks juega un tipo de 2,13 metros que lanza a canasta mejor que nadie en el planeta".
Desde que se fundara la franquicia, en 1980, un puñado de buenos jugadores pasaron por Dallas: Aguirre, Blackman, Harper, Perkins, la triple J -Mashburn, Kidd y Jackson), Finley y el propio Nash. Pero ninguno ha alcanzo las proporciones de Nowitzki. Kukoc fue una pieza importante en los últimos tres títulos de Chicago y Stojakovic se convirtió en el mejor tirador en la mejor temporada de Sacramento. Pero ninguno de los dos tomó el control durante mayo y junio. Nowitzki lanza desde donde se lo proponga, entra a canasta caiga quien caiga y es un excelente tirador de libres. Además, se ha convertido en un aguerrido defensor y reboteador con Avery Johnson como técnico.
Johnson, que pasó inadvertido en sus primeros años como jugador por su corta estatura y no fue elegido en el draft, triunfó dentro de la cancha y fuera de ella porque le sobra algo que a la mayoría les falta: liderazgo. Sabe lo que es jugar una final y lo que es ganarla. Parece que ha contagiado a Nowizki y al resto de su plantel con su pócima especial.
Los Mavericks de enfrentarán a partir del jueves a los Heat de Miami, otros novatos en un duelo supremo, en una de las finales más esperadas en mucho tiempo.
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