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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Formidable batalla de opinión

PSOE y PP pugnan por tener respaldo para su estrategia sobre ETA

Soledad Gallego-Díaz

El debate sobre el estado de la nación de esta semana terminó en un clima de confusión y metido de lleno en lo que se suponía que se quería evitar: el enfrentamiento entre el Gobierno y el principal partido de la oposición respecto al proceso de diálogo con ETA. Y, sobre todo, con la convicción de que se avecina una formidable batalla de opiniones públicas.

Si no existe consenso o acuerdo entre PSOE y PP, es probable que se desencadene una guerra de estrategias políticas para conseguir que las corrientes profundas de opinión de la sociedad española se decanten por un lado o por otro en el proceso de normalización del País Vasco, eligiendo entre las opciones enfrentadas que presenten el Partido Socialista y el Partido Popular. Uno y otro lucharán para que la opinión pública no le considere responsable de la ruptura del acuerdo y para que se acepte su propia idea de qué se negocia y cómo se hace.

El discurso de Rajoy provocó decepción en sectores del PP convencidos de que no hay que ignorar que ETA es un elemento clave en la política española

Lo lamentable, reconocen en uno y otro partido, es que ese tipo de batallas, en las que se siente implicada una gran parte de la población, suelen producir profundas divisiones sociales. Pero, por el momento, la mayoría de los responsables de los dos partidos la considera inevitable.

El debate sobre el estado de la nación no ayudó a tranquilizar las cosas, sino que las complicó, porque terminó escenificando una ruptura casi formal de relaciones y porque abrió paso a la creencia, no sólo en la mayor parte del PP sino también en un sector del PSOE, de que el presidente del Gobierno seguirá adelante con el proceso desencadenado por la tregua de ETA, con o sin el apoyo de los populares. "Con cautelas y con nuevas fórmulas para intentar aproximar siempre al PP, pero el presidente no reculará", valora un alto cargo socialista.

En el PP, por su parte, todo lo ocurrido tiene, además, una potente lectura interna. El discurso inicial de Mariano Rajoy, que pasó de puntillas sobre el tema de ETA, provocó una fuerte decepción en sectores de su partido, alentados por una feroz campaña de descalificación lanzada desde la emisora de la Conferencia Episcopal.

"La bola se fue agrandando y la gente empezó a tener una clara percepción de derrota, con el malestar que eso conlleva", reconoce un veterano diputado popular. Las posibles carencias del discurso de Rajoy (reconocidas, curiosamente, al día siguiente por él mismo: falta de novedades, admitió) quedaron ocultas por una única crítica desde las filas más extremistas del PP: el debate se había perdido por haber ignorado que ETA es un elemento clave en la política española.

Algunos diputados populares, asociados habitualmente al sector más moderado, se sorprendieron por la violencia de los ataques que recibió Rajoy con lo que denominaron "fuego amigo". Para este sector, Federico Jiménez Losantos se ha convertido en el "líder de la extrema derecha", que intenta movilizar a un sector de los militantes y simpatizantes populares cercano a esas tesis. ¿Por qué, entonces, acudió Rajoy al día siguiente a su programa? "Porque si se avecina esa gran batalla por la opinión pública en el tema vasco, su programa representa a un sector de nuestro electorado y un elemento de comunicación nada desdeñable". Además, asegura otro dirigente popular identificado con el sector liberal, "por mucho que nos critique, por mucho que utilice un vocabulario terrible, termina votándonos".

Lo difícil es saber si esas críticas representan a un sector de la dirección del propio partido, como consideran, incluso, algunos diputados del PP, y hasta qué punto influyen directamente en los planes de Rajoy, o si tiene suficiente resistencia para hacerles frente. En cualquier caso, afirma un dirigente autonómico popular que se define a sí mismo como moderado, el PP seguirá unido y detrás de Rajoy "hasta las elecciones".

Confusión socialista

La resaca contra Rajoy dentro del PP por no "haber mordido", según expresión de un diputado, quedó algo superada a raíz de la confusión que produjeron, primero, las declaraciones del Partido Socialista de Euskadi anunciando conversaciones con Batasuna, y, después, las del presidente del Gobierno respecto a un nuevo calendario para los contactos políticos.

José Blanco, con su extraña explicación (los socialistas vascos querían reunirse con Batasuna para exigirle una vez más que renuncie a la violencia, pero esta vez "mirándoles a los ojos"), ayudó a trasladar toda la furia de los populares al presidente del Gobierno. "Fueron movimientos tan rápidos e inesperados que sonaron como la campana para Rajoy", ironiza un dirigente de su partido. "Aunque seguro que no fue la intención de Zapatero".

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