_
_
_
_
Reportaje:

El Rocío sin Rocío

Los romeros recuerdan en la aldea de Almonte a la cantante fallecida

La romería de El Rocío es distinta este año. Una de las personalidades que no siempre veía pasar a la Virgen por las calles de la aldea de Almonte (Huelva), cada lunes siguiente al Domingo de Pentecostés, no estará. Era Rocío Jurado. Su muerte ha marcado una festividad que tendrá su momento culminante la madrugada del lunes, cuando miles de almonteños tomen la ermita donde descansa la figura de su patrona, salten la verja e inicien la procesión. La devoción por la Virgen de El Rocío era lo que atraía a la cantante Rocío Jurado, al igual que cientos de miles de peregrinos. Unos peregrinos que, sin dejar la fiesta, han tenido recuerdos y gestos hacia la artista, con minutos de silencio, misas y rezos del rosario en su honor.

La hermandad de su pueblo, Chipiona (Cádiz), llegó a la aldea onubense el viernes al atardecer, junto a la hermandad de Sanlúcar de Barrameda. Entre nubes de polvo asomaron por el camino de Doñana que desemboca en el Palacio del Acebrón. Tras un trecho pudieron ver las marismas que dan la bienvenida a la aldea, donde pastaban caballos y mulas salpicados por los prados.

Al llegar al Rocío, la hermandad de Sanlúcar, como las otras 104 que hasta ayer fueron llegando a la aldea, desfiló por delante de la ermita, guiada por su Simpecado -insignia de cada una de las hermandades-. Después los sanluqueños se dirigieron a su casa de hermandad. "Ha sido un golpe muy fuerte, es cierto. Conocía a Rocío de habernos acompañado alguna vez, pero sobre todo de verla aquí, en el pueblo. Junto a la Señora", comentaba recién llegado Eusebio Acosta, hermano mayor de la entidad de Sanlúcar de Barrameda.

Algunos compañeros de Chipiona, con los que han compartido el camino, estaban "muy afectados". "Unos pocos volvieron al pueblo para el funeral y el entierro. Esta mañana rezamos un rosario y le hicimos una misa para recordarla", continuó.

En el pueblo natal de Rocío Jurado hace poco que se constituyó una hermandad de devotos a la Virgen que lleva el mismo nombre de la tonadillera, que hasta entonces habían funcionado como asociación. El grueso de los romeros de Chipiona que finalmente llegó a la aldea tenía su base fuera de El Rocío. Para llegar desde la casa de hermandad de los sanluqueños, situada en las cercanías de la ermita, había que cruzar la gran ciudad que en estos días se convierte la aldea, con previsiones de cerca de un millón de visitantes. Con semejante número de personas, para velar por que todo salga bien 1.500 efectivos vigilan la seguridad, dentro del plan Aldea. Otros 6.000 se destinaron antes al Plan Romero. Hasta el sábado no reportaron incidentes significativos.

Al pasar junto a la fachada blanca del templo a la caída del sol llaman la atención los cientos de golondrinas que anidan en su fachada y que realizan acrobacias sobre las cabezas de los peregrinos que atestan los accesos a la iglesia y las tiendas de recuerdos. Un paisaje de paredes encaladas que es mezcla del siglo XIX y XXI, donde conviven sin demasiado orden caballos, carros y todoterreno. Y en el que las mujeres visten coloridas batas rocieras y los hombres sombreros de ala ancha con cinta identificativa -distinta para cada hermandad-. Todos comparten el polvo que levantan los vehículos, carruajes y animales y que, literalmente, se masca en la boca. Polvo que en el suelo se torna una arena que dificulta el paso a pie.

Aunque también la arena es traicionera para los coches, sobre todo si no tienen tracción a las cuatro ruedas. Ese es el problema que se repitió el viernes de vez en cuando, ya de noche, en el paraje habilitado para la hermandad de Chipiona. Su responsable, Antonio Lázaro, tenía la cara desencajada de cansancio. Acababa de llegar de su pueblo, de asistir a los oficios funerarios de Rocío Jurado. "Ella solía venir a una casa de El Rocío a ver pasar a su Virgen, aunque con nosotros no caminó nunca, pero sí con la Hermandad de Sanlúcar, cuando aún estaba casada con Pedro Carrasco. Era muy devota". Hoy, los romeros de Chipiona portan crespones negros en las medallas en su recuerdo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_