_
_
_
_
_
Entrevista:FERNANDO Y VICENTE ROSCUBAS | Artistas plásticos

"Para entrar en la casa del arte, hoy ya no se piden informes"

Se inaugura hoy, en la galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbao, la exposición de los artistas bilbaínos hermanos Fernando y Vicente Roscubas (Palma de Mallorca, 1953). Para llevar a cabo sus trabajos utilizan materiales como poliéster, metacrilato, vinilo, espejos, poliuretano, madera o acrílico. En estos momentos exponen también en una galería de San Francisco (EE UU).

Pregunta. Sus obras merodean continuamente por la paradoja y el acertijo

Respuesta. A primera vista, nuestra obra produce un sentimiento lúdico que actúa como reclamo fácil para el espectador. Es como si le atrapases. Ahora bien, una segunda mirada más pausada, más reflexiva, nos descubre su auténtico significado, que no es otro que un visionado de los distintos roles sociales, y en este sentido sí podemos ser más o menos críticos, más o menos irónicos.

P. ¿Siguen adscritos al juego de hacer y dejar, volver a hacer y dejar?

R. Tenemos el propósito firme de caminar siempre hacia delante, a veces, incluso, demasiado rápido; esto hace que queden lagunas y espacios intermedios sin resolver; de ahí la necesidad de revisar periódicamente nuestra trayectoria, y en ese movimiento sí que encontramos en tiempos ya pasados respuestas que llenan esos espacios y nos sirven de nexo entre el pasado y el futuro más inmediato. Este hecho de retomar y volver sobre nuestros pasos nos ayuda a completar y dar cohesión a nuestro hacer artístico.

P. ¿En la repetición está el cambio?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

R. Entre nosotros siempre hablamos en términos de formas seriadas, nunca de repetición. En estas series desarrollamos las múltiples variantes y matizaciones que hacen que cada obra obtenga sus propia legitimidad. El paso siempre es el mismo, no así la huella.

P. ¿El hecho de que ustedes sean dos y, además gemelos, hace que cada obra se convierta en un encarnizado debate?

R. El hecho de ser dos almas gemelas nos procura mucha economía; sobre todo nos abarata el lenguaje, y, curiosamente, son las pausas de silencio las que rompen y alteran la paz, y es desde allí de donde llegamos al clímax del debate. Si tú no dices, yo tampoco.

P. ¿Algunas obras suyas pueden rozar el kitsch por la elección de temas o por exceso de esteticismo?

R. Sin tratar de definirlo, encontramos en el mal gusto del kitsch un producto engañoso; es como dar gato por liebre. Nada más lejos de nuestro ánimo, y menos aún cuestionarnos la verdad de nuestra obra. Es evidente que la obra se realiza desde una estética e incluso asume su parte de esteticismo, al menos no lo niega. No obstante, nuestras preocupaciones son otras. Pasan por promover una óptima comunicación entre artista y espectador.

P. ¿En qué medida existen concomitancias entre algunas obras suyas con otras del poeta Joan Brossa y el fotógrafo Chema Madoz?

R. Teniendo en cuenta que no somos ni poetas ni fotógrafos, nos resulta sencillo asumir que somos menos poetas que Brossa y menos fotógrafos que Madoz; pero es posible que seamos más fotógrafos que Brossa y más poetas que Madoz.

P. ¿Confirman o desmienten el dicho de que el arte se compone de una parte de vida, otra de sueños y un poco de nada?

R. También se ha dicho que de sueños vive el hombre y de realidades sobrevive. El arte, como realidad que es, contiene ilusiones, conquistas, conocimientos y, asimismo, quejas, bancarrotas, traiciones, envidias, sufrimientos... Todo ello va en la misma saca; se trata de tomarla o de dejarla; si la tomas, no te queda más remedio que echártela al hombro, caminar con ella y comer de ella.

P. ¿Por qué al hablar de arte, de pronto, un rostro serio y estresado empieza a dejar de estarlo?

R. Hablar de arte es como hablar de fútbol; ambos son necesario para corregir el estrés. Ocurre que cuando hablas de fútbol hablas de todo menos de fútbol. Y lo mismo ocurre cuando hablas de arte. Lo que nos extraña es que hemos oído comentarios acerca de la magia del fútbol y todavía no hayamos escuchado nada sobre la magia del arte contemporáneo.

P. ¿Un artista demasiado estúpido es quien cree estar por encima del arte que le precede?

R. Hemos aprendido de Rembrandt, de Goya, de Velázquez, de Picasso... ellos y otros han construido el edificio del arte, han sustantivado su historia; pero, nos guste o no, eso pertenece al pasado. Hoy convivimos con una realidad totalmente dinamitada. No hay historias, hay historietas donde se citan "el bueno, el feo y el malo", y no se sabe a quién de ellos premiar más. Hoy, para entrar en la casa del arte, ya no se piden informes.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_