La migración de los atunes
Cada verano, cuando el mar se calienta en el Golfo de Guinea, los atunes inician una migración hacia el norte, en busca de aguas más frescas. Su recorrido es casi idéntico al que realizan los inmigrantes del África Occidental hacia Canarias. Atunes e inmigrantes costean el continente con la corriente a favor hasta llegar a Cabo Blanco, la punta de la península del Galgo, en cuya bahía se halla la ciudad mauritana de Nuadibú. Allí comienzan los problemas para ambos.
La cálida corriente norecuatorial, procedente del sur, que ha favorecido la navegación de los cayucos y el avance de los peces, se enfrenta en Cabo Blanco a otra corriente más fría, procedente del norte e impulsada por los poderosos vientos alisios. Como hace más de 500 años le sucediera a Cristóbal Colón, el choque de ambas empuja las naves al interior del Atlántico, hacia América.
Desde las playas de la antigua ciudad colonial española de La Güera, situada en la cara exterior de la península del Galgo, es posible contemplar ese encuentro, en el que han perecido numerosos inmigrantes. Hasta 200 cadáveres rescataron allí las autoridades mauritanas entre noviembre de 2005 y marzo de 2006.
Los alisios son el gran motor de la naturaleza en esa zona. También son los causantes de numerosas y pequeñas corrientes circulares a lo largo de las costas de Marruecos y del Sáhara Occidental. El mar, empujado por el viento alisio que sopla paralelo a la costa, hace subir el agua del fondo, enfriando la superficie hasta los 15ºC, y la desplaza hacia el océano.
A continuación, los inmigrantes entran en aguas canarias, que se rigen por un comportamiento bien distinto. Al sur de las islas, el alisio genera remolinos que giran en sentido horario (cálidos) y en sentido antihorario (fríos) y que hacen oscilar la temperatura del océano entre 17ºC y 25ºC en distancias muy cortas.
El viento decide también los flujos anuales de pateras, pues sopla con más fuerza entre mayo y noviembre y se debilita entre este último mes y abril, la mejor época para la navegación. También es el causante de que los cayucos se separen en Cabo Blanco del continente, crucen áreas con llanuras abisales de hasta 4.000 metros y arriben a las islas occidentales del archipiélago, demasiado calientes para los atunes.
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