"Basso está impresionante, quizás demasiado"
En Nueva York, los mensajeros cruzan a toda velocidad el puente de Brooklyn montando bicicletas de pista, sin frenos y de piñón fijo. Es la moda de los últimos años, el riesgo, la conducción suicida por las aceras, entre taxis amarillos que no cesan de hacer sonar sus bocinas. En Nueva York, el martes pasado, Lance Armstrong (Plano, Tejas; 1971) aparece sin bicicleta, la herramienta que le acompañó cotidianamente los últimos 15 años. En su lugar luce unas rutilantes zapatillas y un aire de hombre muy ocupado que no borra ni siquiera la noticia del golpe contra Eufemiano Fuentes y Manolo Saiz en Madrid.
Las zapatillas son la nueva herramienta del ganador de los últimos siete Tours, cuyo nuevo desafío deportivo es correr en noviembre el próximo maratón de Nueva York. El aire de hombre ocupado, mundano hombre de negocios, es el que le aporta su nueva vida de héroe global, de Bono, de cruzado contra el cáncer que no parará hasta recaudar 1.000 millones de dólares para investigación vendiendo sin parar las pulseras amarillas de goma con la palabra Livestrong grabada.
"No me arrepiento de mi retirada. Estar siempre entrenándome, viajando... Era un precio muy alto"
"A Valverde, con vistas al Tour, le falta mejorar en la contrarreloj. Mi favorito es Ullrich"
El martes, Armstrong se fotografió y habló para un grupo de diarios, entre ellos EL PAÍS, en Nueva York; el jueves, se le vio en el circuito de Montecarlo junto a Michael Schumacher y su Ferrari; el viernes, en el festival de cine de Cannes, y el sábado y el domingo, en el circuito de Indianápolis, donde ayer condujo a 200 kilómetros por hora el Corvette que marcó el ritmo de las 500 millas. Visto todo esto, suena hasta ociosa la primera cuestión.
Pregunta. ¿No se le hace raro encontrarse a finales de mayo dedicado a actos promocionales en vez de reconociendo las etapas de montaña del Tour, subiendo puertos cubiertos de nieve, escalando una y otra vez el Alpe d'Huez?
Respuesta. Pero si subí el Alpe d'Huez la semana pasada... Tardé hora y media [en la cronoescalada de 2004 invirtió 39m 41s], pero hay que entender que, aparte de pesar tres o cuatro kilos más, fui con Jim Ochowitz y otros amigos. Y subí a su ritmo.
P. Todo un cambio.
R. Sí; los veranos serán para mí diferentes de lo que han sido los últimos 15 años. Por fin, pasaré un mes de julio en Estados Unidos.
P. ¿No tiene una sensación extraña lejos del Tour? ¿No echa nada de menos?
R. Para nada. No me arrepiento de mi retirada en absoluto. Puede que, evidentemente, eche de menos el equipo, a los amigos. Pero estar siempre entrenándome, viajando... Eso era un precio bastante alto.
P. ¿Cómo cree que afectará a la afición su no participación en el Tour?
R. No sé qué impacto tendrá, la verdad. Pero espero que no bajen mucho las audiencias porque quiero que el Tour lo haga bien independientemente de quién participe. Además, soy un fan de la carrera. Y quiero que haya un montón de chavales de 15 años viéndolo y deseando correr el Tour y que, finalmente, lo consigan.
P. A un mes del comienzo del Tour, ¿cómo ve a sus posibles herederos? ¿Por quién apostaría por la victoria? Usted nunca corrió el Giro antes del Tour y el gran favorito del Tour para muchos, el italiano Ivan Basso, está arrasando en mayo...
R. Cambio de opinión cada semana [se ríe]... Esta semana diría que Basso, que lo está haciendo muy bien en el Giro. Está realmente impresionante. Quizás demasiado impresionante. Puede estar derrochando energía. Pero las características de las etapas le han venido bien. También, el que la montaña estuviera al final.
P. ¿Valverde? ¿Vinokúrov?
R. Sí, Vinokúrov... A Valverde le veo que le falta todavía mejorar en la contrarreloj. Será un Tour en teoría muy abierto. Hay, al menos, diez que pueden estar ahí. Basso y Ullrich son los dos favoritos, pero a Ullrich le he visto mejor los últimos días del Giro y es mi favorito. Creo que, además, la carrera le va a la perfección.
P. ¿Tiene noticias del informe que está redactando la UCI respecto a la filtración del análisis en su orina congelada del Tour del 99 que dio positivo?
R. No, nada. He leído en la prensa que lo están terminado, pero no sé nada.
P. ¿Sigue haciendo ejercicio?
R. Sí, corro más o menos unos 45 minutos diarios, voy al gimnasio, monto en bici, hago kayak... La bicicleta no es el único ejercicio. También bajo de vez en cuando a México a practicar el surf. Las olas de California son muy grandes para mí.
P. ¿Está preparando bien el maratón de Nueva York?
R. No tengo tiempo ahora para entrenarme como un profesional. Me paso el día haciendo esto y aquello. Me tengo que poner en forma cuando puedo. Cuando llego al hotel, salgo a correr. Soy realista, no se puede comparar.
P. ¿Emplea mucho tiempo en su fundación contra el cáncer?
R. Pues sí, estoy mucho tiempo con ello. La mayor parte de las cosas que hago durante el día están relacionadas con ella. No quiero ir a ningún sitio por negocios, sólo por cooperación con la fundación. Empleo en luchar contra el cáncer toda la fuerza que antes empleaba sobre la bicicleta. La empleo ahora en una tarea que es, creo, mucho más dura, pero a la vez mucho más bonita e importante. El objetivo es muy alto, 1.000 millones de dólares, pero merece le pena. Mi objetivo es ir a por ello.
P. ¿Entra también en ese ámbito su relación con Nike?
R. Trabajando juntos, tratamos de ayudar a la fundación de alguna manera. Con ellos pusimos en marcha hace dos años la campaña de las pulseras de goma. Creo que esperaban el éxito.
P. ¿Irá a Paris este julio?
R. Sí, tengo previsto ir. Pero, como todo, cambio de idea cada semana. Voy a ir a Europa dos veces en tres semanas. Así que voy a intentar reducir los viajes. De todas maneras, me gustaría ir, pero no como comentarista ni, por supuesto, como invitado de la carrera o la organización, sino para apoyar a los chicos [los corredores del Discovery, su antiguo equipo].
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