Aragón-Cataluña
La desvinculación del obispado de Lleida de 111 parroquias correspondientes a municipios de la provincia de Huesca para adscribirlas a la diócesis de Barbastro ha provocado un pleito entre ambos obispados que se ha contagiado a las instituciones. El Vaticano respaldó la reclamación de devolución a la diócesis de Barbastro de 112 obras de arte procedentes de iglesias aragonesas que se encontraban en el Museo Diocesano de Lleida. El obispo catalán puso pegas en nombre de los derechos adquiridos y sometió el asunto a la Generalitat. Se abrió así la puerta a la conversión de un asunto privado en uno público, o sea, político.
Maragall admitió la devolución con la condición de que se mantuviera la unidad del legado y se acordase un procedimiento para su gestión compartida. Desde Aragón se argumentó que la negociación sobre esa cuestión debería ser en todo caso posterior al cumplimiento de la decisión de la Santa Sede. Así estaban las cosas cuando CiU y ERC plantearon una moción instando al Govern a no permitir la salida de las obras hasta que hubiera acuerdo sobre las condiciones. Los demás grupos acabaron votando a favor, incluyendo el PSC e IC-V, con el argumento sublime de evitar que el Govern quedase en minoría. La moción es una muestra de arrogancia del conjunto de partidos catalanes y un error político del Govern, al que el Parlamento aragonés ha respondido con un manzanas traigo: anunciando su desvinculación del proyecto de Eurorregión auspiciado por Maragall. En conjunto, un embrollo creado por eclesiásticos que conciben la religión como política y empeorado por políticos que practican su actividad como religión.
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