Soledad Sevilla homenajea a sus "maestros" en una exposición en Caixafòrum
Torner, Tàpies y Cragg, en la exhibición
Después de Juan Uslé, es la pintora Soledad Sevilla la artista invitada por la Fundación La Caixa para realizar una exposición con las obras de su prestigiosa colección de arte contemporáneo. La mirada del artista: la propuesta de Soledad Sevilla, abierta en Caixafòrum hasta el 3 de septiembre, presenta una selección de 25 obras que combina la quietud de pinturas minimalistas y monocromáticas con el estallido de color de unas escogidas piezas expresionistas.
"Las exhibiciones de este ciclo buscan en el artista aquella mirada libre y personal, que se escapa a los estereotipos, las teorías y las prácticas de comisarios e historiadores, porque no se trata sólo de elegir piezas, sino también de construir un discurso visual", explica la responsable de la colección, Nimfa Bisbe, que concibió la iniciativa "para dar a conocer un importante fondo de pintura que ha dado un sello pictórico a la colección".
El recorrido expositivo de Soledad Sevilla, que ya realizó en Caixafòrum una intervención efímera para el jardín secreto, incluye pinturas emblemáticas de la abstracción de los últimos 30 años, en un implícito homenaje a la generación de sus "maestros", representada por José Guerrero, Gustavo Torner, Palazuelo y Tàpies, entre otros. La impactante pared del fondo ejemplifica gráficamente la tensión entre razón y pasión con una pieza muy estructurada y meditada de Robert Mangold, contrapuesta a la creación impulsiva y emocional de un ensamblaje de trozos de madera de Tony Cragg que evoca la paleta del pintor.
"Es una selección muy visual y retiniana. Un recorrido de sensaciones con pinturas sobrias y equilibradas, en su mayoría silenciosas, que invitan a ver lo que hay detrás", señala Sevilla, que ha diseñado numerosos catálogos para La Caixa y está representada en su colección con seis obras que dan fe de su larga y fructífera trayectoria. La filiación estética de Sevilla a una pintura minimalista y racional se pone de manifiesto en las grandes telas monocromáticas, a las que concede el contrapunto de las obras expresionistas. Así, el gris de Hernández Pijoan, el negro de Canogar, el blanco de Ryman y el "color imposible" de Davenport, contrastan con las vibrantes pinceladas de Gerhard Richter y Julian Schnabel, y la fría composición pop de Peter Halley.
"La idea es ofrecer nuevas interpretaciones del fondo de la colección, y la diversidad de las propuestas de Juan Uslé y Soledad Sevilla, así como sus descubrimientos de obras exhibidas en contadas ocasiones, nos ha confirmado las potencialidades de la iniciativa, que continuará con otros formatos y soportes", acaba Bisbe.
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