Victoria monstruosa en Eurovisión
Los finlandeses Lordi ganan el festival de la canción, y Las Ketchup quedan en 21º lugar
Discutidos en su país, el grupo finlandés Lordi, con su rock duro y monstruoso, convenció al resto del continente, que anoche los convirtió en ganadores de la 51ª edición del Festival de Eurovisión. Una victoria que probablemente ampliará la polémica que ya desató la elección del grupo para representar a su país. Pudo más la extravagante puesta en escena que las denuncias que hasta señalaron a Lordi como impulsores del culto a Satán. Recibieron 292 votos (10 desde España), frente a los 18 de las representantes de Televisión Española, Las Ketchup, para su Bloody Mary. Las cuatro hijas del Tomate se quedaron en 21ª posición entre 24 candidatos.
Hard Rock Hallelujah llegó a Atenas, en cuyo recinto olímpico Oaka se celebró anoche el festival, mal que les pesara a algunas destacadas fuerzas vivas de Finlandia. La influyente Iglesia luterana llegó a sugerir que la estética de Lordi pueda relacionarse con el satanismo. Fueron numerosas las peticiones para que la presidenta del país, Tarja Halonen, utilizase sus poderes para vetar la presencia de la banda en Grecia.
"La mayoría de los finlandeses quisieran ser políticamente correctos y ser identificados con Papá Noel. Esto refleja la falta de autoestima entre nuestra gente. Para mí es incomprensible que tanta gente no distinga el teatro de la realidad", se lamentó el líder de Lordi, Tomi Puutansuu, antes de viajar hacia Atenas. Pero sólo con ese sentido del teatro que desarrollan los chicos de Puutansuu, ex estudiante de cine de 32 años, se han podido remover los cimientos de un certamen marcado por baladas y folclore. Y Finlandia ha triunfado por primera vez allá donde antes no pasó de un sexto puesto, y de donde se fue en ocho ocasiones con el marcador a cero.
Ya merecería Lordi un reconocimiento popular aunque sólo fuera por su capacidad para entonar o simplemente moverse con todo un aparatoso cargamento de látex y maquillaje a cuestas. El cantante y Amen (guitarrista), Kita (batería), Ox (bajista) y Awa (teclista) se han paseado toda esta semana por el recinto olímpico de Atenas ataviados de la mañana a la noche con sus monstruosos disfraces, sin los que no se muestran en público. Máscaras tintadas de sangre falsa, cuernos, alas de dos metros, larguísimas uñas (que ayer no les permitían sostener el trofeo acreditativo)...
Han batallado hasta con la cadena pública finlandesa, la que los enviaba como sus representantes al 51º Festival de Eurovisión. La televisión nacional no aceptó sufragar los 40.000 euros que cuesta el despliegue pirotécnico que acompaña la actuación. Una suscripción pública resolvió el agravio.
Puestas en escena hubo anoche para todos los gustos... más peculiares. El piano blanco sin pianista que acompañaba a Dima Bilan (Rusia), y del que salió una bailarina. El sexteto letón Cosmos -primeros participantes de este certamen que prescinden de orquesta- cantó a capella, lanzó corazones al aire y montó un muñeco antes de que acabara de sonar I hear your heart. El cactus de la escenografía que acompañaba a los alemanes Texas Lightning y su tema country. O las danzas folclóricas de Croacia.
España tropezó de nuevo con una coreografía desconcertante. Vestidas de rojo, sentadas en sillas, comenzaron su actuación las cuatro hijas del guitarrista Tomate. Con algún desajuste en los coros, se atragantaron con el Bloody Mary de tanto levantarse para acercarse al micrófono.
Ni los vecinos portugueses quisieron saber nada de la propuesta de TVE. Las Ketchup sólo recogieron 18 votos: 12 de Andorra y 6 de Albania.
Apuesta española ¿sobre seguro?
Tras el desengaño de los últimos años, cuando la elección del representante de TVE se confió a la voluntad del público (Operación Triunfo o, como en el último caso, Son de Sol, por medio de una gala) y no se pasó del séptimo puesto, la cadena pública tomó las riendas y designó al cuarteto cordobés Las Ketchup (Lola, Lucía, Rocío y Pilar) a través de un comité interno.
Televisión Española dijo haber recibido 245 propuestas, pero el nombre de Las Ketchup ya se dio por seguro mucho antes de que la decisión fuera oficial, en algo que llegó a parecer una candidatura a la carta. Su aval eran los ocho millones de copias vendidas desde 2002 de su anterior trabajo, Aserejé, compuesto y escrito por el mismo artista, Manuel Ruiz, Queco, y con un estribillo tan incomprensible como aquél.
El reto para las cuatro jóvenes era doble: por un lado, reunir más de los 28 votos que cosechó el año pasado el trío Son de Sol, que quedó también en el 21º lugar de 24 países participantes. Por otra parte, debían recuperar la atención de los espectadores hacia un certamen que en España salió del letargo arrastrado por el huracán OT, pero que ha vuelto a languidecer.
Los 12.755.000 eurofans de 2002 (80,4% de cuota de pantalla), pendientes de Rosa López (que hoy brilla de nuevo en otro reality show de TVE, ¡Mira quién baila!), se quedaron en 2005 en 4.712.000 (35,5%).
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