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¿Se puede repetir?

Para los inversores en fondos de inversión de renta fija a largo plazo, 1994 fue un muy mal año pese a que nada hacía presagiar que así fuera. ¿Qué ocurrió? En enero todo fue bien: el bono a 10 años había cerrado el año anterior con una rentabilidad del 8,16% y durante estos primeros compases de ejercicio llegó a colocarse en otra del 7,75%. Como consecuencia de este recorte de rendimientos, el precio del bono subió y con ello el valor de las participaciones de los fondos de inversión. Tras este buen comienzo anual la situación empezó a deteriorarse paulatinamente de tal forma que, el último día del ejercicio, el bono a 10 años arrojaba una rentabilidad del 11,64%. Los más de tres puntos y medio de diferencia de rendimientos provocaron una severa caída de los precios de los bonos y con ello del valor de las participaciones de los fondos de inversión que colocaban su patrimonio en estos activos. Por primera vez la renta fija arrojaba pérdidas.No todos los inversores lograron entenderlo, tal y como puede estar sucediendo a lo largo de estos días. Entonces, quienes pudieron o supieron aguantar el tirón obtuvieron su recompensa: meses después los fondos de inversión recobraron su valor e incluso lo mejoraron, volviendo a generar ganancias.

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